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El imbécil

Lunes, 1 de Octubre de 2018
Zapatero y Maduro Zapatero y Maduro

Hace unos días, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos,  llamó “imbécil” a José Luis Rodríguez Zapatero.  En realidad, fue mucho más allá. 

Lo ha acusado de llegar al nivel máximo de imbecilidad, le ha afeado ser el ministro de asuntos exteriores de la dictadura venezolana y le ha echado en cara que pueda defender a un régimen que no sólo viola sistemáticamente los derechos humanos sino que además está más que implicado en el narcotráfico.  La verdad es que las afirmaciones, ciertamente severas, de Almagro son como las palabras de aquel niño que señalaba que el emperador estaba en pelota, algo que, en el fondo, sabían todos, pero que nadie se atrevía a decir.  Hace muchísimos años – antes incluso de que llegara a la Moncloa – barrunté que Zapatero sería una auténtica plaga.  Al cabo de una semanas en la presidencia del gobierno, no tuve la menor duda.  De hecho, no hay una sola desgracia de las que han amargado a España en casi década y media que no surgiera con ZP.  De él vinieron la política de blandura hacia una organización de criminales llamada ETA, el abandono de las víctimas del terrorismo, la capitulación inconstitucional ante el nacionalismo catalán, el desprecio hacia la legalidad mediante decretos infumables, el descontrol del gasto público, la ideología de género en sus manifestaciones más dañinas, el ataque contra la vida del no-nacido, el aumento salvaje de la deuda, el incremento desatado del déficit, el deterioro de la economía, el desempleo irremediable, la malhadada ley de Memoria histórica intentando enfrentar a los españoles de nuevo y un dirigismo mediático sectario y, fundamentalmente, zafio, ignorante y estúpido.  Tengo también para mi que lo peor de los años de Rajoy es que, sustancialmente, siguieron la senda de ZP no corrigiendo ninguna de esas cuestiones y empeorando no pocas como la deuda pública, la presión fiscal o el gobierno por decreto.  Ahora tenemos un presidente del gobierno que, amamantado a los pechos de ZP, corrobora aquel sarcasmo de Oscar Wilde que señalaba “bienaventurados nuestros discípulos porque heredarán nuestros defectos”.  El PSOE no saldrá del marasmo en que se encuentra mientras no se sacuda hasta el último residuo del período de ZP.  El PP no se redimirá hasta que arroje por la borda el rajoyismo que se limitó a ser zapaterismo con acento galaico.  Porque ZP – Almagro dixit – es un imbécil.