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Los bonus de Montoro

Jueves, 25 de Octubre de 2018

En 2014, en uno de sus arrebatos recaudadores, Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, estableció un plus para recompensar a determinados funcionarios de la Agencia tributaria en virtud del dinero que extrajeran a los contribuyentes. 

En otras palabras, el plus estaba relacionado directamente con el dinero que consiguieran sacar a los ciudadanos.  Debió quedarse enamorado Montoro de su creación porque ese plus fue aumentado cinco veces durante los siguientes años.  Este año, cuando soñaba como Pedro Sánchez con quedarse en el poder hasta 2020, Montoro estableció que el bonus alcanzaría una cifra superior a los 70 millones de euros en caso de que se consiguiera recaudar para noviembre 90.800 millones de IVA.  De esa manera, Montoro esperaba recaudar 90.800 millones frente a los 79.800 exigidos en 2017, es decir, 21.000 millones más.  El plan resulta llamativo porque con previsiones ya claras de que la actividad económica estaba decayendo y, por lo tanto, la recaudación no podría aumentar, Montoro decidió que sí y que además lo haría en cifra no lejana del 20 por ciento.  Sabido es que, efectivamente, la economía se está desacelerando – si es que no estamos entrando en recesión – pero la meta recaudatoria persiste.  Naturalmente, se plantea un dilema tremebundo:  ¿renunciarán los funcionarios de la Agencia tributaria favorecidos por los bonus a setenta millones de euros de gratificación porque de donde no hay no se puede sacar o, por el contrario, a pesar de que la economía anda decaída sacarán como sea esos 21.000 millones de euros adicionales a los ciudadanos porque no es cosa de perderse la jugosa recompensa millonaria?  La segunda opción sería pavorosa para los ciudadanos de a pie porque implicaría que la Agencia tributaria recurriría a una práctica masiva de la prevaricación mediante inspecciones creativas, cálculos imaginarios de beneficios, actas absolutamente carentes de realidad y sanciones injustificadas.  Yo, obviamente, creo que esta segunda opción es imposible.  Algún malicioso objetará que precisamente eso es lo que va a suceder si se tiene en cuenta que la Agencia tributaria pierde más del 51 por ciento de los casos que llegan a los tribunales.  ¡No y mil veces no!  La gente que trabaja en la Agencia tributaria es tan honrada, tan íntegra, tan ajustada a la legalidad, tan… angelical, que con absoluta seguridad renunciará a una recompensa de setenta millones de euros antes de sacar un euro de más a los ciudadanos.