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Los que no tienen dignidad

Jueves, 26 de Noviembre de 2009

Cuenta la Historia que en 1933 se constituyó en Alemania la denominada División de la prensa alemana. La misión de esta organización era supervisar la prensa alemana y además proporcionarle las directrices necesarias para que pudiera convertirse en un instrumento eficaz en las manos del gobierno alemán. La División de prensa funcionó a la perfección de tal manera que la totalidad de los periódicos alemanes ocultaron las mismas noticias, difundieron las mismas consignas y se unieron en la misma misión de impulsar el nacionalismo. Trece años después, el responsable de la División de la prensa alemana, Hans Fritzsche, fue juzgado en el proceso contra los grandes criminales de guerra de Nüremberg. La acusación fundamental dirigida contra él era la de haber difundido las directrices por las que debía guiarse la prensa alemana.

Hoy, la prensa catalana ha dado una muestra excepcional y sin precedentes de sometimiento servil al poder político. Sin intención de agotar el tema, los hechos son los siguientes:

1. El 27 de enero de 2005, se hundió en Barcelona un túnel de la ampliación de la línea 5 del metro provocando un socavón de unos 35 metros de profundidad y 30 de diámetro. 84 edificios, 2 colegios y 500 viviendas se vieron afectados por daños y peligro de hundimiento, lo que condujo a su desalojo, con un total de no menos de 1.054 personas afectadas. En lugar de exigir responsabilidades por este desastre, el Colegio de periodistas de Cataluña impuso lo que denominó el “apagón informativo”, es decir, guardar silencio sobre lo acontecido.

2. El 20 de diciembre de 2005, el parlamento catalán, con la única oposición del PP, creó el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) que puede imponer sanciones económicas y realizar cierres preventivos de emisoras, mediante simple decisión política y sin que intervenga previamente un juez. El primer ataque del CAC se dirigió contra Federico Jiménez Losantos y César Vidal que a la sazón dirigían sendos programas en la cadena COPE.

3. La reacción en favor de la libertad de expresión e información y en contra del CAC fue fulminante. Así, el Comité Mundial de Libertad de prensa (WPFC) afirmó que “El CAC utiliza un mandato arbitrario para intentar censurar y silenciar las opiniones de toda una red radiofónica… Es injustificable que un órgano estatal sea el árbitro del comportamiento de un medio de comunicación”.

4. Igualmente, el Comité mundial de libertad de prensa señaló que “No se recuerda en España algo parecido desde los órganos censores franquistas” y añadió: “Instamos al parlament y a la Generalitat a tomar las medidas oportunas para desmantelar cuanto antes el CAC, adhiriéndose a las normas internacionales de libertad de expresión y prensa”.

5. El 24 de enero de 2006, el eurodiputado Luis Herrero depositó más de setecientas mil firmas en la sede del parlamento europeo en protesta por la acción liberticida del CAC. Nunca antes y nunca después recogería el parlamento europeo una iniciativa popular tan numerosa.

6. En el colmo de la represión informativa, Maragall decidió querellarse contra el humorista Fray Josepho. Nunca antes ni nunca después, un presidente de una comunidad autónoma había caído tan bajo.

7. El 22 de junio de 2007, en un programa de TV subvencionado por el ayuntamiento de Barcelona se procedió a ahogar un ejemplar del libro El Camino de la cultura, de César Vidal. El episodio liberticida provocó una interpelación del PP en el ayuntamiento de Barcelona.

8. Hoy, La Vanguardia, El Periódico de Catalunya, Avui, El Punt, Segre, Diari de Tarragona, La Mañana, Diari de Girona, Regió 7, El Nou 9, Diari de Sabadell y Diari de Terrassa, han publicado conjuntamente el editorial La dignidad de Cataluña en el que exigen al Constitucional una sentencia favorable al Estatuto.

9. Igualmente, las principales emisoras de radio catalanas RAC1, Cataluña Radio y COM Radio se han adherido al editorial, según lo han puesto de manifiesto los conductores de sus programas matinales.

10. Además de cuestionar a los miembros del Tribunal, el editorial arremete además contra el PP, del que dice que “ahora se reaproxima a la sociedad catalana con discursos constructivos y actitudes zalameras” y concluye con una velada amenaza: “Si es necesario, la solidaridad catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable”.

11. La edición digital de La Vanguardia, califica la publicación de este artículo como “una iniciativa inédita en democracia y en la historia de la prensa española”, aunque no se pregunta la razón de que, ante circunstancias mucho más complicadas de la historia de España o de Cataluña, no diera una unanimidad similar.

12. El Mundo ha señalado, por el contrario, que “es imposible decir más falsedades con peor intención en menos espacio” y recuerda que “el TC cumple la función institucional que precisamente le han encomendado los millones de ciudadanos que votaron la Constitución. Por cierto, muchos más que los que respaldaron el Estatut”.

13. El Mundo señala además que lo que está en juego no es “la dignidad de Cataluña”, como dice el título del editorial, sino “la pretensión de una oligarquía política de controlar a la sociedad catalana a través de un Estatuto diseñado para alejarla del resto de España aun a costa de truncar el orden constitucional y el modelo de convivencia democrática”.

14. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, considera que el editorial representa “el sentir del pueblo de Cataluña”.

15. Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha asegurado que ha leído “con mucho interés” el editorial y que le merece “mucho respeto” y

16. Finalmente, Mariano Rajoy se ha negado a realizar a declaraciones sobre el editorial alegando que “cada uno puede opinar lo que quiera”.

El impacto que el nacionalismo catalán ha tenido durante décadas sobre la libertad de expresión y la independencia de la prensa es verdaderamente pavoroso. Bajo el nacionalismo, se ha procedido a perseguir a humoristas por el terrible delito de escribir unos versos satíricos sobre Maragall; se han destruido libros en TV en programas costeados con fondos públicos; se ha creado el CAC comparado por los organismos que defienden la libertad de prensa con los peores aspectos del franquismo; se ha perseguido a los periodistas independientes y se ha sometido a la prensa hasta convertirla en un rebaño servil que lo mismo pedía el apagón informativo durante el drama del Carmelo que hoy se plegaba como no hizo ni siquiera durante la dictadura de Franco a los dictados del poder político.

De esa sumisión a las oligarquías nacionalistas no ha escapado la prensa que hoy en día – como muestra la denominada lista de Povedilla – es mucho más servil ante el poder político de lo que fue incluso bajo la dictadura de Franco.

- No ha escapado el partido socialista que, por definición, no debería nunca absorber una ideología nacionalista.

- No ha escapado el PP cuyo presidente hoy se ha negado cobardemente a comentar el editorial y

- Ni siquiera ha escapado un cierto sector de la iglesia católica en Cataluña si tenemos en cuenta que uno de sus cardenales llegó a jactarse en un programa de la TV catalana de haber echado de la COPE a los dos periodistas que fueron previamente atacados por el CAC. Quizá eso explique que los tres periodistas que se enfrentaron con semejante atropello – Federico Jiménez Losantos, Luis Herrero y quien ahora se dirige a ustedes desde estos micrófonos – se encuentren ahora en Es. Radio y quizá eso explique también la abundante presencia de nacionalistas catalanas en la que fue su emisora durante años.

Cuando se contempla todo esto sólo se puede llegar a una conclusión no por triste menos real. El nacionalismo catalán se ha convertido, gracias a la ayuda de ZP y del PSOE, en una amenaza real contra el sistema democrático trazado en la constitución de 1978 y o el Tribunal constitucional cumple con su deber defendiendo la legalidad y sirviendo de valladar contra esa terrible agresión contra nuestra democracia o nos veremos abocados a una gravísima crisis institucional cuyo final es imprevisible.

Y es que, a día de hoy, resistir las apetencias liberticidas del nacionalismo catalán
- es una obligación para los que aman la democracia
- es una obligación para los que aman a España y
- es una obligación para los que aman la libertad, esa libertad que el nacionalismo catalán tanto se complace en suprimir allá donde hace acto de presencia.