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No hay pesebres suficientes

Martes, 29 de Enero de 2019

En los últimos días se está insistiendo en una crisis de la izquierda que se percibiría en las luchas internas del PSOE que ha perdido su feudo eterno de Andalucía y en el cisma errejonista en Podemos. 

No nos engañemos.  La izquierda española está en crisis desde inicios de los años 90.  Fue entonces cuando quedó clamorosamente de manifiesto que era incapaz de gestionar con éxito la economía creando empleo y, a lo sumo, podía distribuir pesebres construidos sobre la base de una corrupción sistémica y de un expolio fiscal creciente.  Aquellos que pensaron que la regeneración vendría con la salida de Felipe González no tardaron en percatarse de lo equivocados que estaban.  Desde entonces, la izquierda española ha vivido de aplicar puro chavismo a sus filas, es decir, robar vía Agencia tributaria a los que crean riqueza en España y crear clientelas que la sostengan electoralmente.  Con ZP, el salto fue espectacular.  Sin parias de la tierra ni descamisados, el PSOE se dedicó a crear chiringuitos innecesarios y dañinos vinculados a la mal llamada Memoria histórica, al feminismo, a los lobbies gays y a las oligarquías catalanas y vascas.  Eran su esperanza.  La de poder seguir vaciando los bolsillos de los ciudadanos incluso en época de duras para que las elecciones les salieran maduras.  Como Rajoy no dio un solo paso para corregir el desaguisado, la política de la izquierda siguió la misma línea con el añadido ya escandalosamente bolivariano de Podemos.  Pero, al fin y a la postre, donde hay quita y no hay pon se acaba el montón y, como Montoro difícilmente pudo hacerlo peor, al llegar al poder, la Montero ha hecho lo mismo que su antecesor en el cargo: subir impuestos, organizar persecuciones públicas de personajes conocidos e intentar falsear la contabilidad.  Ante la posibilidad de perder centenares de miles de pesebres – lo de Andalucía puede ser el inicio – el grito de la izquierda es que no hay que dar un paso atrás y ante la posibilidad de que los acabe dando empujada por los ciudadanos, donde antes hubo miel ahora hay hiel.  Si lo sabrá Errejón que enseñó a sus discípulos a incrustarse en la administración por si se perdían las elecciones.  Todos andan en estos momentos en una sola meta, la de conservar el pesebre, y el problema no es pequeño: no hay pesebres ya para todos.