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Sinuhé el egipcio, FJL y Carlos Herrera

Lunes, 29 de Junio de 2015

Hace muchos, muchísimos años, casi medio siglo, comencé a leer Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari. Es verdad que un compañero de trabajo de mi padre y su mujer se habían opuesto alegando que la novela era “muy fuerte”, pero como mi padre la conocía por la versión cinematográfica no puso problemas para que la comprara y la leyera.

De hecho, nos suscribimos al Círculo de lectores, precisamente para poder pedirla. A mi aquella novela – que volvería a leer varias veces aunque ya con menos entusiasmo - me cautivó desde las primeras líneas. En algunos momentos, incluso me provocó una oleada de sentimientos incontrolables cómo, por ejemplo, al aparecer el personaje de Nefer-Nefer-Nefer. Ésta no era sino una ramera de lujo que va desposeyendo a Sinuhé de todos sus haberes incluida la tumba de sus padres, pero a la que el egipcio protagonista de la novela entrega todo convencido de que en ella verá satisfechos sus deseos. Adelanto – y no destripo con ello la novela – que la prostituta de alto rango no da, en realidad, nada a Sinuhé salvo alguna frustrante cópula y que, a cambio, lo deja arruinado y sumido en un estado cercano a la desesperación. Todo este episodio me ha venido a la cabeza estos días al examinar las noticias sobre el fichaje de Carlos Herrera por la cadena COPE y, sobre todo, al reflexionar el impacto que ha tenido que causar en el ánimo de Federico Jiménez Losantos. Vaya por delante que el primero que insistió en que COPE fichara a Carlos Herrera pagándole lo que pidiera fue FJL. Lo sé porque yo estuve en la comida a tres – el tercer comensal era el cardenal Rouco – en la que FJL, sin haberme avisado antes, se lo propuso al prelado. Su idea era que con él en la mañana, Herrera en la tarde y conmigo en la noche, la COPE se podría convertir en la primera cadena de España y en el instrumento ideal para enfrentarse con ZP. Rouco – fingiendo una inocencia que no ha debido tener desde su más tierna infancia – le dijo que no entendía lo que le decía FJL y echó el balón a la estratosfera. La realidad es que Rouco deseaba mantener en la tarde a Cristina López-Schlichting y no estaba porque FJL se inmiscuyera en sus planes. Se vio frustrado FJL por el episodio y en eso quedó todo. Todo lo referente al fichaje de Carlos Herrera. Porque FJL tenía sus aspiraciones en COPE. Aspiraba a firmar un contrato por tres años que pidió una y otra vez sin conseguirlo; aspiraba a ganar más y aspiraba a una COPE más grande en todos los sentidos. No creo que ninguna de esas aspiraciones fueran ilegítimas o injustas. Todo lo contrario y más teniendo en cuenta que, literalmente, FJL se jugó la vida aquellos años. Pero FJL era como Sinuhé, un ingenuo que no reparaba más que en sus aspiraciones y que no sabía lo peligroso que es inmiscuirse con furcias aunque sean de alto standing. La Conferencia episcopal sí que tenía claro – como Nefer-Nefer-Nefer – hacia donde se encaminaba. Utilizó a FJL todo lo que pudo como el que azuza a un perro de presa para que ZP fuera soltando el 0, 7 por ciento del IRPF – hasta entonces había sido el 0,3 % - y otras prebendas. La cabeza de FJL no fue lo único que dieron los obispos a cambio de esa ración generosa de dinero de todos los españoles - ¿o es que ustedes se creen que el agujero del 0,7 por ciento que deja la Conferencia episcopal no lo pagan los contribuyentes? – también prestaron su apoyo a las negociaciones con la banda terrorista ETA proporcionando el lugar, la comida y hasta una declaración oficial de Benedicto XVI que en España se intentó ocultar porque todo era muy descarado. Quizá lograron más cosas que aún no han salido a la luz, pero, fuera como fuese, una vez que consiguieron todo de FJL, lo arrojaron al cesto de los papeles. Que lo persiguieran judicial y políticamente y que eso afectara incluso a su salud a los obispos les importaba menos que un bledo. En el colmo de la bajeza, a mi me ofrecieron quedarme dos años más. Personalmente, estoy convencido de que no les interesaba tanto mi pobre persona como dejar a FJL solo y hundido – más de lo que lo estaban dejando – y por eso me enviaron a personaje más que importante de la COPE actual para comunicarme que Rouco consideraba que mi “marcha sería una verdadera tragedia”. A mi me traía absolutamente sin cuidado lo que pudiera pensar Rouco porque a esas alturas – y eso que no conocía lo de su ático de lujo para la jubilación – me parecía persona totalmente carente de escrúpulos morales y capaz de triturar a alguien que había servido tan bien como FJL si así convenía a su institución y a su ambición personal. Al igual que Sinuhé tras ser utilizado por Nefer-Nefer-Nefer, FJL nunca se recuperó del todo de la salida de COPE. Durante un par de años, soñó con volver y mantuvo a mis espaldas conversaciones y encuentros para conseguirlo. Fue un gran error, primero, porque lo estaban engañando como a un niño consiguiendo que no disparara en ciertas direcciones y, segundo, porque no estuvo bien que determinados movimientos que afectaban tanto a Es.Radio se me ocultaran. Por supuesto, COPE – y sus auténticos jefes – no perdieron oportunidad de intentar hundir a un FJL que no sólo no volvería jamás sino que era un enemigo a abatir. Cuando FJL me contó que Es.Radio estaba en conversaciones con Punto Radio para un acuerdo de asociación – de nuevo, no me dijo ni una palabras hasta que parecía que todo estaba atado y bien atado – tuve la convicción absoluta de que ese pacto nunca se concluiría. No se trataba sólo de que distintas fuentes así me lo aseguraban sino también de que sabía que hay poderes en la sombra superiores a los de empresas y partidos. Con las emisoras de Punto Radio a precio de saldo se quedó la COPE o sea que saque cada uno sus conclusiones y pregúntese si me equivoqué en mi juicio. Estoy convencido de que FJL ya no se recuperó tras aquello. Lo rodeaban aduladores que sólo le daban la razón incluso hasta cuando erraba más clamorosamente y se encontraba solo porque aquellos de los que se empeñó en esperar algo lo habían ido cercando. Tengo la impresión de que la situación en los dos últimos años no ha mejorado. Me imagino que el episodio de Carlos Herrera lo ha debido vivir FJL con especial amargura porque sin sufrir ni la décima parte de lo que él sufrió por la COPE, sus jerifaltes han dado al simpático andaluz no sólo lo que él pidió en su día sino mucho más. Carlos Herrera – y no pretendo ofender a nadie – es mucho más inteligente que FJL. Quizá haya leído menos, aunque no puedo asegurarlo, pero es un águila mientras que FJL fue siempre un pardillo. Eso ya explica muchas, muchísimas cosas. Herrera llega a COPE en el momento preciso. Aquel en que no está claro si Rajoy estará gobernando a la vuelta de un año, en que el PSOE – con el que Carlos Herrera se ha llevado de maravilla en Andalucía al menos – puede regresar a la Moncloa y en que los obispos ya han dicho que no tendrán ningún problema con un gobierno de Podemos. Carlos Herrera tampoco lo tendrá. Ya ha anunciado hace unas horas que no hará “periodismo de trinchera” – no creo que nadie lo esperase - y, sin duda, dirigirá un programa entretenido, fresco y sin crispación que incluso ayudará a la gente a sobrellevar lo que se le viene encima de manera quizá irreversible. En esa fina labor de filigrana, Carlos Herrera se va a ganar lo que le pague COPE siquiera porque seguro que la Conferencia episcopal seguirá manejando magistralmente su radio para continuar vaciando los bolsillos de los contribuyentes a cargo del presupuesto. Comprendo sobradamente a la Conferencia episcopal y comprendo a Carlos Herrera. También compadezco a FJL porque no estará pasando sus mejores momentos viendo que su sueño de años, el de regresar a la mañana de COPE siquiera en las mismas condiciones o hasta peores, se disipa convertido en humo para siempre. Es muy triste, pero es que cuando Sinuhé pretende obtener la realización de sus sueños gracias a Nefer-Nefer-Nefer, por regla general, lo único que consigue es un amargo sabor a cenizas y arena en una boca de rictus torcido por el dolor, es decir, lo que pasa casi siempre que te estafan aquellos que se acuestan con quien sea para lograr sus objetivos.