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B

Martes, 5 de Abril de 2016

Pocas veces recomiendo una película desde este blog, pero cuando lo hago es porque creo que merece realmente la pena. Es el caso de B, una cinta de poco más de una hora de duración en la que la letra juega con la inicial de Bárcenas, antiguo tesorero del PP, y con el calificativo de la contabilidad del partido.

La cinta reproduce literalmente la declaración que Bárcenas pronunció ante el juez Ruz en relación con la financiación ilegal del PP. Lo que aparece en poco más de sesenta minutos no tiene desperdicio.

Bárcenas no sólo confirmó que los papeles que se le atribuían eran ciertos sino que además mostró cómo se llevaban hoja a hoja sin que existiera algo parecido a libros de contabilidad. De hecho, en el curso de la declaración, Bárcenas entregó un pendrive con documentos que venían de los ordenadores en la sede del PP en Génova, esos que han sido borrados para que no quede ni rastro de lo sucedido.

La financiación ilegal del PP comenzó con Naseiro – que se salvó de una condena penal por un tecnicismo legal - y siguió con Lapuerta y Bárcenas. A decir verdad, según Bárcenas, esa forma de acción, totalmente ilegal, no existe indicio alguno de que haya dejado de existir.

Bárcenas dio dinero en efectivo, procedente de la financiación ilegal, a Cospedal y Rajoy. En ocasiones, ese dinero obtenido ilegalmente se entregó a la familia de algún concejal asesinado para que terminara de pagar una hipoteca. En otras, se ayudó a grupos políticos como el de Severo Moto para su campaña electoral en Guinea. Incluso se prestó ayuda a grupos mediáticos como Libertad digital, propiedad de Alberto Recarte, por decisión propia de Acebes y sin que algunos nos enteráramos jamás de nada porque, al parecer, estábamos de verdaderos pasmarotes y otros se lo guisaban y se lo comían por su cuenta. Sin embargo, la mayor parte del dinero iba a gastos del partido incluidos los sobresueldos de los cargos.

La gente que entregaba dinero ilegal no percibía recibos por sus donaciones al PP salvo ocasionalmente y, por supuesto, las entregas habituales sobrepasaban los límites legales. Esa conducta delictiva era conocida por el secretario general y el presidente del partido – por todos los que ocuparon esos cargos - porque los informaba el tesorero Lapuerta.

Los que realizaron donaciones ilegales al PP, según Bárcenas, fueron legión. Empresarios como Roig de Mercadona, Luis del Rivero de Sacyr Vallehermoso, Villar Mir de OHL, López del Hierro, el marido de Cospedal, José Luis Moreno, el conocido ventrílocuo, y, por supuesto, los catalanes de turno entregaban dinero ilegal al PP. Según Bárcenas, nunca lo hicieron con la finalidad de recibir algo, pero sí reconoció que, a cambio del dinero, se les ponía en contacto con aquellos cargos del PP con los que deseaban hablar. La excepción a esa ausencia – según Bárcenas – de finalidad fue un episodio en 2007 protagonizado por María Dolores de Cospedal. En 2007, Cospedal se puso en contacto con Bárcenas para que Luis del Rivero la recibiera. Álvaro Lapuerta no quiso llevar a cabo la gestión, pero sí la hizo Bárcenas. La razón era que Cospedal quería dinero para la campaña y que diera del Rivero le entregara entre seiscientos y setecientos mil euros. Finalmente, Del Rivero le entregó varios centenares de miles de euros.

De esa contabilidad B, no sólo salía dinero para gastos del partido sino también para beneficio directo de sus capitostes. No sólo es que se pagaran los trajes de Rajoy - ¡qué manía con los trajes! – sino que, mensualmente, se repartían sobresueldos que, por supuesto, no tributaban a Hacienda. Ese dinero iba al presidente del partido, al secretario general y a los secretarios. El mismo Bárcenas entregó ese dinero en efectivo a Rajoy y Cospedal desde junio de 2008. También sería Rajoy el receptor de unos 4.900 euros que en 2010 quedaban en caja y que Arenas ordenó a Bárcenas que entregara al actual presidente del gobierno. Igualmente en 2011, Rajoy recibió dinero ilegal de Villar Mir a través de Lapuerta. El mismo Rajoy, según el testimonio de Bárcenas, también se ocupó personalmente de destruir documentos de la contabilidad B del PP.

Sin embargo, Rajoy no era la excepción. Bárcenas mencionó expresamente en su declaración a Arenas, Cascos, Rato y Jaime Mayor en 1997 como receptores de cantidades ilegales si bien se negó cerradamente a reconocer que Aznar hubiera podido percibirlas.

Por supuesto, no soy tan ingenuo como para creer que este mal afecte sólo al PP. Basta revisar la Historia del PSOE, de los nacionalistas catalanes y vascos e incluso de Podemos como para darse cuenta de que la financiación ilegal es el pan de cada día en la política española. Pero ese mal que se da en otros lugares cuenta en España con características notables. La financiación ilegal en España no busca sólo el éxito electoral sino el proporcionar dinero a los políticos para que aumenten su patrimonio eludiendo a Hacienda, esa Hacienda a la que utilizan para vaciar los bolsillos de todos los ciudadanos salvo los suyos.

Las consecuencias de esa conducta son pavorosas. En primer lugar, queda de manifiesto que los políticos son más que conscientes de que las leyes que aprueban son injustas. Sin embargo, no les preocupa porque no piensan cumplirlas y porque además sirven de instrumento de saqueo de los demás. Los sindicatos se saltan las leyes laborales con las que machacan a las empresas pequeñas y medianas y los partidos entregan un dinero que no tributa. Una cosa son los demás y otra, bien diferente, ellos y así va todo en España. Las leyes son inicuas y lo saben, pero no les importa un comino porque nunca han pensado en cumplir lo que ellos mismos han redactado y aprobado supuestamente en nuestro nombre.

La segunda es la innegable realidad de que hacer negocios en España no es cuestión de trabajo, talento o competitividad sino de cercanía con los políticos. Se puede ser un zote integral, producir auténtica bazofia y construir casas que se caen, pero los donativos ilegales abren puertas que están cerradas de manera sistemática para los ciudadanos que las mantienen con el dinero que les han arrancado de los bolsillos. Quizá no exista la finalidad como señaló Bárcenas, pero no cabe la menor duda de que quien ha donado a un partido, el que sea, cientos de miles de euros encuentra oídos más proclives a escuchar que aquellos que son enfermos, desempleados o simplemente ciudadanos que trabajan y que se dejan desvalijar por Hacienda.

La tercera es la explicación a la insistencia de Rajoy y los suyos por seguir en el gobierno. Se mire como se mire, tras la declaración de Bárcenas, reproducida en B, Rajoy y la práctica totalidad de su gobierno – y de los de Aznar – va a tener que declarar ante el juez y, presumiblemente, sentarse en el banquillo. De Rato a Rajoy, de Cascos a Montoro, de Cospedal a Mayor Oreja, de Trillo a Arenas, presumiblemente todos acabarían ante el juez, seguramente procesados y, en teoría, condenados. Pero, como acabo de señalar, eso es en teoría. Si para evitar esa situación, el país tiene que caerse a pedazos; si para impedir su procesamiento, la nación debe ser sacrificada; si deben perecer millones para que unas docenas eviten una condena, ¿ustedes qué creen que sucederá?

 

 

En cualquier caso, se piense lo que se piense, merece la pena ver B.