Se da la circunstancia de que los Evangelios de Mateo y de Lucas presentan dos genealogías de Jesús que son diferentes. Estas discrepancias han sido explicadas de diversas maneras a lo largo de los siglos. Desde Julio Africano, se sostuvo que ambas genealogías correspondían a José si bien presentaban diferencias por la aplicación de la ley del levirato. Según esta tesis, Elí y Jacob habrían sido medio hermanos y Jacob se habría casado con la viuda de Elí. De esta manera, Elí habría sido el verdadero padre de José, pero la descendencia se atribuiría, de acuerdo con la Torah, a Jacob. En una genealogía nos encontraríamos con la ascendencia legal de José y en la otra, con la física verdadera. Con distintas variantes y matices, esta tesis ha sido expuesta por distintos autores y no puede rechazarse su verosimilitud.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, existe otra hipótesis más razonable que sería la de atribuir a Mateo la genealogía de José y a Lucas, la de María. Si bien se mira, el relato de los sucesos en torno al nacimiento de Jesús enfatiza a uno u otro de los personajes en cada uno de los evangelios. Es cierto que Mateo señala que el mesías nacería de una virgen, pero es José, el personaje central del relato. Por el contrario, en Lucas, María es la que atrae la atención del autor que nos proporciona incluso detalles que no aparecen en los otros Evangelios. Es nuestra opinión que Lucas pudo tener acceso al testimonio oral de María cuando recogía materiales para su Evangelio aprovechando la detención de no menos de dos años de Pablo en Cesarea. Así, mientras Mateo – escribiendo para judíos – recogió la ascendencia legal de Jesús, Lucas habría recogido la indiscutible, la de María.
En cualquier caso, el objetivo de Lucas es obvio. Jesús no tiene sólo interés para los judíos como descendiente de Abraham y de David sino que está relacionado con la Historia del género humano. Precisamente por ello, se señala su relación con Noé – el padre de toda la Humanidad al sobrevivir al diluvio y el contrayente de un pacto con Dios que se refiere a todos los seres humanos independientemente de su raza, cultura o nación – y, a través de Enoc – el que fue arrebatado por Dios – llega a Set y al mismo Adán que fue creado por Dios. Jesús no es el mesías de un pueblo concreto y pequeño – como pretende el islam – sino alguien por cuyas venas circulan las sangres comunes de la especie humana reiniciada con Noé. Tras esos antecedentes y tras el somero relato del bautismo, Lucas puede entrar en la descripción del ministerio público de Jesús.
CONTINUARÁ