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Krasny Bor

Martes, 13 de Febrero de 2018
Esta semana se cumple el septuagésimo quinto centenario de la batalla de Krasny Bor. Tal y como yo me temía, no ha sido recordada por razones fundamentalmente políticas ya que fue uno de los episodios más heroicos de la Historia militar española, tantas veces grandiosa y tantas veces trágica.

Fue el caso de aquellos voluntarios de los que centenares quedaron sepultados bajo la tierra rusa. Políticamente, muchos cambiaron con el paso del tiempo. No fueron pocos los que siguieron siendo falangistas, pero tampoco faltaron los que evolucionaron hacia posiciones socialdemócratas o liberales. Tampoco faltaron los que dejaron de creer por completo en la política. Sin embargo, no recuerdo el caso de uno solo que se arrepintiera de haber vivido aquella gesta. Seguramente, estaban errados en muchas de sus visiones y no eran sofisticados y… tantas cosas., pero fueron un ejemplo de integridad, de valor y de disposición a perder la vida en defensa de unos ideales que consideraban verdaderos. No conozco a muchos jóvenes españoles que en la actualidad tuvieran una actitud semejante. Quizá esa es una de las razones por las que nadie ha querido recordar Krasny Bor estos días. Yo, como más que modesto homenaje, les dejo el texto del editorial de ayer dedicado al recuerdo de esta batalla.

Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches y muy bienvenidos a esta nueva singladura de La Voz. Soy César Vidal, hoy es el lunes 12 de febrero de 2018, y me dirijo a los hispano-parlantes de ambos hemisferios, a los situados a uno y otro lado del Atlántico. Y, como siempre, lo hago desde el exilio.

Corría el año 1943, cuando el Ejército rojo desencadenó la Operación Estrella Polar. Su finalidad era dominar la carretera y el ferrocarril que comunicaban Moscú y Leningrado acabando con el cerco con las fuerzas del III Reich que mantenían cercada la ciudad desde hacía un bienio. Para romper el frente, las fuerzas soviéticas lanzaron su ataque en un sector donde las tropas alemanas estaban unidas con los voluntarios españoles de la División 250 más conocida como División Azul. De acuerdo con el plan, la división soviética 43 avanzaría sobre la línea del ferrocarril, aplastaría a los españoles y rompería el frente hasta Krasni Bor. A las 6:40 de la mañana del 10 de febrero de 1943, los soviéticos comenzaron a bombardear el frente con una concentración de 700 piezas en tan sólo cinco kilómetros. Tras disparar durante dos horas con una cadencia de un disparo cada 10 segundos, atacó la aviación soviética. A continuación, cuatro divisiones soviéticas de infantería (las 43.ª, 45.ª, 63.ª y 72.ª), con un total de 44.000 hombres, apoyadas por el 31.º y 46.º Regimientos acorazados que comprendían casi 100 tanques entre KV-1 y T-34, dos batallones de artillería antitanque con cañones ZIS de 76,2 mm, la 35.ª Brigada Motorizada y las 34.ª y 250.ª Brigadas de Esquiadores se lanzaron de manera escalonada, contra las líneas españolas que defendían tan sólo 5.900 soldados. A una temperatura que nunca subió de 25 grados bajo cero, los españoles no sólo no se desmoronaron sino que aprovecharon los cráteres causados en el suelo por los bombardeos para resistir encarnizadamente a los soviéticos. Incluso cercados y desconectados entre si los guripas hispanos no se rindieron sino que continuaron combatiendo contra toda esperanza.

A media mañana, el Ejército rojo había roto el frente al menos por tres lugares, pero los soldados de la División Azul continuaban luchando. Sin recibir la menor ayuda del ejército alemán, los españoles llegaron a solicitar que bombardearan sus propias posiciones para detener a los soviéticos. Incluso cuando se quedaron sin municiones procedieron a contraatacar a la bayoneta. La lucha continuó así hasta el 19 de marzo sin que los españoles dejaran de resistir empecinadamente e incluso desencadenaran contraataques.

Al concluir la batalla, el frente había retrocedido en algún sector hasta tres kilómetros, pero el Ejército Rojo no había logrado romper el cerco alemán sobre Leningrado. Los españoles llegaron a tener en un solo día 2252 bajas españolas - 1125 muertos, 91 desaparecidos y 1036 heridos – y perdieron otros 1.000 efectivos en los días posteriores. Sin embargo, su heroico sacrificio quebró la ofensiva soviética causando unas 10.000 bajas al Ejército Rojo. Al fin y a la postre, la Operación Estrella Polar tuvo que ser cancelada por el mando soviético.

En no escasa medida, la gesta heroica de la División Azul en Krasny Bor hace ahora 75 años constituye todo un símbolo de la Historia de España.

En la División Azul hubo aventureros y vencidos que deseaban redimir la situación en que se encontraban familiares encarcelados en la España de Franco,

Hubo desesperados y militares que deseaban ascender en el campo de batalla,

Hubo románticos que esperaban reencontrarse con una duquesa de la Europa del este en su viaje hacia Rusia y muertos de hambre que se unieron por la paga, pero

En su inmensa mayoría sus miembros fueron idealistas y estudiantes, creyentes en el ideario de la Falange y desencantados ante los indicios crecientes de que España no conocería jamás una revolución nacional sino que los privilegiados seguirían controlando su existencia.

Su valor fue encarnizado, salvaje, desesperado, español si se quiere, pero, a la vez,

Fue como un reflejo de la Historia de España en la que sólo algunos se arriesgan, en la que pocos se atreven a ser consecuentes con sus ideales, en la que menos todavía defienden sus ideales hasta el heroísmo y la muerte en tierra extranjera.

Fue como un reflejo de la Historia de España en la que los defensores de las clases privilegiadas se las arreglan para que aquellos que las amenazan acaben volcando su entusiasmo donde no pueda afectarlos y, sin duda, a Franco le resultó más que conveniente alejar a miles de jóvenes con exceso de idealismo y testosterona

Fue como un reflejo de la Historia de España en la que las vidas españolas son siempre sacrificadas por intereses que no son los suyos. Si en Krasny Bor el mando alemán dejó que los voluntarios de la División Azul fueran aniquilados sin ayuda simplemente para comprobar la capacidad de ataque los soviéticos; en el siglo XVI y XVII, la Santa Sede desangró a España por puro interés traicionándola siempre que así le convino; en el siglo XVIII, Francia y los Borbones la trataron como una nación satélite a la que uncieron a su política exterior; a día de hoy, esa misma España ha ido perdiendo toda su soberanía en un proyecto europeo que oculta la incompetencia y falta de humanidad de sus castas privilegiadas.

 

Fue como un reflejo de la Historia de España donde los que no arriesgan nada o casi nada se acaban alzando con el santo y la limosna mientras que los que se entregaron a un ideal son objeto de ingratitud, arrojados a la desmemoria, proscritos e incluso enterrados en una tierra distinta de la que los vio nacer.

Como siempre, España acaba siempre perdiendo a muchos de los mejores que entregan su vida combatiendo como héroes y también como siempre los suele olvidar de la misma manera que estos días ha olvidado a los que combatieron en Krasny Bor. Quizá es lógico. De los que volvieron muchos evolucionaron políticamente hacia posiciones liberales y democráticas; otros, se mantuvieron aferrados a los ideales de la Falange. No faltaron tampoco los que acabaron descreídos. Pero en uno y otro caso, no fueron ellos los que mandaron en la España de Franco y los que se aprovecharon del reparto del poder entre los que se denominaron familias del Régimen. Tampoco estuvieron entre los que supieron cambiar de bando y crear el régimen de la Transición. Siempre pasa así.

La Historia de España es fácil de entender cuando se conocen las claves

La Historia de España es fácil de entender cuando se analizan sus hechos sin prejuicios

La Historia de España es fácil de entender cuando el amor por ella no está mediatizado por otras fidelidades.

Es lo que sucede cuando uno examina episodios como la batalla de Krasny Bor.

Mientras tanto en el tiempo que han necesitado ustedes para escuchar este editorial, la deuda pública española ha aumentado en más de un millón de euros.

 

Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches. Les ha hablado César Vidal desde el exilio. ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!