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Curro Jiménez

Miércoles, 12 de Septiembre de 2018
Sancho Gracia interpretando a Curro Jiménez Sancho Gracia interpretando a Curro Jiménez

El simple hecho de no ocuparme de La Voz durante estas semanas me ha regalado no menos de seis horas libres al día.  Ya pueden imaginarse ustedes lo que ese espacio da para orar, leer, ver películas o meditar.  No se trata sólo de que, entre otras cosas, haya releído todas las cartas de Pablo o las cuatro pasiones, repasado el cine de Tarkovsky y vuelto a Solzhenitsyn y Dostoyevsky.  También he podido ver series enteras de televisión.  En una de las que recaí fue en Curro Jiménez

Se emitió a mediados de los años setenta durante varias temporadas y me consta que no he visto nunca todos los episodios.  Para colmo, la edición en DVD nunca conseguí adquirirla y lleva descatalogada años.  Sin embargo, este verano youtube me proporcionó la oportunidad de poder acceder a algunos de los que desconocía.

No voy a olvidar – era la época de mi adolescencia – el impacto popular que tuvo aquella serie hasta el punto de consagrar para siempre a Sancho Gracia y de identificar a perpetuidad a Álvaro de Luna con el Algarrobo y a Pepe Sancho con el Estudiante.  Fue verdaderamente impresionante.  Casi me atrevería a decir que indescriptible.  Sin embargo, no me voy a detener en eso.

Vista a cuarenta años de distancia - ¡cómo pasa el tiempo! – la serie resulta de una belleza extraordinaria.  Los paisajes andaluces, la ambientación en poblaciones que aún sería en los años setenta como en el siglo XIX, la música de fondo, la estética en suma hacen que merezca la pena verla.  Pero es que además los guiones eran, en muchos casos, muy buenos y estaban magníficamente dirigidos.  En ocasiones, más centrados en el drama; en otros, desviándose hacia la comedia; en no pocas ocasiones, entrando en la ocasión histórica, vez tras vez, uno se encuentra con historias interesantes en las que no aparece la grosería ni el mal gusto tan corrientes hoy en día y, a la vez, abundan referencias a valores como la generosidad, la justicia, la nobleza, el valor o el amor a la patria.  Yo confieso que se me puso un nudo en la garganta al ver el último episodio – El caballo blanco - en que Curro Jiménez decide abandonar España y marcharse al otro lado del Atlántico a comenzar una nueva vida.  Antena 3 hizo una serie sobre la etapa americana que tuvo eco escaso.   No la tengo y no vi el final, pero resultaba lenta y como alguno de los Rabal andaba por medio el liberal Curro de los orígenes se había convertido en un izquierdista - ¡qué cruz! – defensor de los indígenas americanos.  No me extraña que no funcionara.   Dicho todo lo anterior, tengo que reconocer que no había ninguna mujer en la partida de Curro Jiménez, que el Algarrobo no era gay y que el estudiante era blanco, pero la acción no perdía con ello.  Todo lo contrario.  Exudaba realismo.

Era otra época, sin duda, y nosotros, aparte de ser más inocentes, creíamos en valores nobles y no en la inmundicia asquerosa de la ideología de género.  De hecho, un héroe como Curro Jiménez y los miembros de su banda hoy no podrían aparecer en una serie de televisión simplemente por masculinos y sin embargo…  sin embargo, yo recuerdo a una señora de mediana edad en la época en que se estrenó la serie que, al ver los momentos iniciales del episodio en el siempre que aparecían cabalgando los bandoleros, exclamó: “¡Quién fuera el caballo que monta Curro Jiménez!”.   

Cabecera de la serie Curro Jiménez