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Mentiras en tiempo de guerra

Miércoles, 28 de Junio de 2017

El enorme éxito de La lista de Schindler tuvo, entre otras consecuencias, que el director Stanley Kubrick abandonara su proyecto de llevar a la gran pantalla una novela de Louis Begley titulada Mentiras en tiempos de guerra.

En Hollywood, nadie pensaba que pudiera tener éxito una nueva película sobre el Holocausto en tan poco tiempo. Era la segunda vez, al menos, en que un proyecto que pudo ser genial quedó concluido antes de comenzar. El otro caso fue una película de Napoleón que pudo pasar a la Historia, pero que no salió del cajón. Waterloo había sido un fracaso económico y nadie quiso arriesgarse a repetirlo ni siquiera con Kubrick.

En España, la traducción de la novela pasó sin pena ni gloria, quizá porque, en apariencia, Mentiras… es sólo una historia más de judíos polacos. Ni siquiera el que su protagonista fuera un niño resultaba original. De hecho, hay varios relatos centrados en niños y alguno de éxito presentado como real, luego resultó radicalmente falso. A decir verdad, no son pocas las novelas dignas de lectura cuya figura principal es una criatura que intenta sobrevivir en una época especialmente trágica. En este caso, las peripecias de un niño que, en compañía de su tía, va eludiendo, vez tras vez, la muerte no resultan novedosas. Sin embargo, el libro de Begley es una de las obras de ficción más interesantes relacionadas con la Shoah porque se centra en la enorme relevancia de la mentira para no verse devorado en un mundo del que, paso a paso, ha ido desapareciendo cualquier vestigio de humanidad.

Leí el libro un verano mientras acompañaba en una playa del sur de la Florida a mi hija. No me parecía que hubiera nada de particular en la obra hasta que llegue a los últimos capítulos. Ahí descubrí que se convertía en notable. Son estas páginas precisamente las dedicadas a la conclusión de la guerra y a la inmediata posguerra. No voy a desvelar un final que, a mi juicio, es de los mejores que se escribieron en el siglo pasado. Sí puedo adelantar que en él se compendian realidades no por terribles, innegables. Que las batallas no concluyen cuando se dispara el último tiro, que los problemas relacionados con el desarrollo de los conflictos armados persisten no pocas veces cuando se ha acallado el fragor de las armas o que incluso resulta ineludible comportarse en la paz como en la guerra siquiera para poder vivir un día más.

 

La supervivencia acaba vinculada a mentir y así, las mentiras nacidas en tiempos de guerra siguen persistiendo tiempo después.