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Patos salvajes

Miércoles, 28 de Marzo de 2018

Hace unos días, me referí en uno de los programas de radio a una película que, a mi juicio, dejaba bastante de manifiesto la realidad de la intervención extranjera en distintos países de África.

La película se tituló en español Patos salvajes y contaba con un reparto excepcional protagonizado por Richard Burton, Roger Moore, Richard Harris y Hardy Kruger. La base de la cinta era una novela de Daniel Carney que en español se tituló Los gansos salvajes en fiel traducción del título original de The Wild Geese. A pesar del origen en el texto literario, película y novela presentaban notables diferencias. Por ejemplo, en la novela, la acción transcurría en el Congo y se relataba de manera bastante documentada cómo actuaban potencias coloniales como Portugal o Gran Bretaña, de la que se recordaba que contaba con unos servicios secretos que, en los años setenta, iban a la cabeza de la comisión de asesinatos superando a norteamericanos y soviéticos. El resultado final era un fresco real del África de la época aunque los hechos relatados fueran imaginarios. Incluso la descripción de las armas, del tráfico y del juego de potencia destacaba por su realismo.

El guion cinematográfico realizó algunos cambios en la historia original, fundió unas historias personales con otras y se convirtió más que merecidamente en un clásico del cine de aventuras. Con todo, al trasladar la acción a un lugar imaginario, logró convertir en universal – con bastante acierto, dicho sea de paso – lo que en el texto de Carney era un episodio en el Congo. En no escasa medida, alcanzaba así una altura de parábola que se consumaba con un final diferente al literario.

No sé las veces que he vuelto a ver la película que siempre me atrapa y de la que no dejo de esperar un desenlace distinto. Quizá se deba a que es una sensacional cinta de entretenimiento con un reparto de lujo, pero, a la vez, la razón se encuentra en que narra una gran verdad. Se trata de esa verdad no por oculta menos importante que afirma que hay que ser muy superficial y muy ignorante como para pensar que el poder decisorio se encuentra en manos de los partidos políticos. Poder tienen, pero las grandes decisiones se toman mucho más arriba y afectan de manera innegable a las naciones sin que sus habitantes se enteren de lo que realmente está pasando. Sin duda, hay gente que cree de buena fe que la existencia de un distrito unipersonal puede cambiar la Historia. ¡Que Dios lo ampare! Su prosperidad, su paz, su futuro y el de sus hijos se decide en lejanos despachos de gente que lo mismo puede poner patas arriba la bolsa que lanzar a unos mercenarios a una operación que altere todo al precio moderado de ochenta, cien o doscientos muertos. Merece la pena que vean la película y más si se paran a reflexionar después.