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IX.- Infancia, adolescencia y juventud (II): Infancia y orfandad (II): el nacimiento y familia

Viernes, 15 de Noviembre de 2019

El nacimiento de Mahoma, de creer las afirmaciones de Ibn Ishaq aconteció el lunes 12 de rabi del año en que tuvo lugar la expedición del elefante.  Aunque los datos pueden dar una cierta sensación de solidez, la verdad es que distan considerablemente de proporcionarnos una fecha clara.  La expedición del elefante recibe su nombre porque en ella se utilizó uno de estos animales.  Supuestamente, concluyó a causa de un milagro que los historiadores han identificado con una epidemia de viruela.   Si puede identificarse con un ataque que lanzó Abraha, gobernador abisinio del Yemén, contra La Meca[1], estaríamos hablando del año 570 d. de C..  El principal problema con esa conclusión es que la citada expedición no es del todo segura en términos históricos y algunos [2] creen que no pasa de ser una leyenda inspirada en otro episodio bélico, éste sí real, que tuvo lugar en el año 530.  Por si esto fuera poco, hay que tener en cuenta que el calendario árabe primitivo era lunar – como el judío – y por ello para que coincidiera con el solar había que proceder a intercalar un mes adicional (nasi) cada bienio o trienio.  La práctica fue prohibida por el Corán posteriormente (9,36/36-37/37) lo que implica que los historiadores árabes posteriores no resultan del todo fiables a la hora de establecer fechas anteriores al inicio del calendario musulmán.

Otros datos proporcionados para fijar la fecha del nacimiento de Mahoma – por ejemplo, el año 24 del reinado de Anusirwan, rey de Persia – no nos acercan más a la certeza histórica.  Como tampoco lo hace el que Musa b. Nawbajt, ya en el s. X, lo situara en el cambio de triplicidad de Escorpio.  Demos, pues, como lo más posible que Mahoma nació a finales del s. VI d. de C., e incluso en el último cuarto sin intentar precisar más.

Los datos sobre sus parientes son más seguros aunque no puede decirse lo mismo de su valoración.  Su padre era Abd Allah b. Abd al-Muttalib b. Hasim b. Abd Manaf[3], miembro del clan de los hashimíes, supuestamente poderoso otrora y ahora enfrentado con los omeyas o abdsamíes por el control del comercio de Siria.  El nombre que recibió el niño fue el de Qutam, aunque éste ha quedado sustituido por Ahmad y Muhammad de donde viene nuestro Mahoma[4].

Tradicionalmente, las fuentes islámicas han insistido en la alcurnia de Mahoma.  Hoy en día, sin embargo, existe una corriente sólida y cada vez mayor que considera exagerada esa pretensión[5].  Resulta más que posible que la familia de Mahoma no contara con la relevancia que se le adjudica en las fuentes – sí llegaría a tenerla con posterioridad – y también es notablemente discutible que la Meca tuviera un papel tan relevante en el comercio de la época[6].  Parece bastante posible que la familia de Mahoma tuviera contacto con alguna forma heterodoxa de cristianismo como el de los ebionitas, una secta judeo-cristiana que negaba la divinidad de Cristo [7].  Parece igualmente establecido que su padre Abd Allah contrajo matrimonio con Amina bint Wahb b. Abd Manaf, hija del jefe de los Banu Zuhra.  La esposa quedó pronto embarazada – a los tres días del enlace, según una tradición tardía – y dio a luz a Mahoma.   También según una tradición, por esa época, Abd Allah dio inicio a un viaje de negocios que debía conducirlo a Siria, pero, regresando, cayó enfermo y falleció en Yatrib.  No resulta fácil determinar si Mahoma fue un hijo póstumo.  Sí parece fuera de duda que quedó huérfano de padre a edad muy temprana.  Según una tradición, por toda herencia, su padre dejó una esclava abisinia, cinco camellos y unas cuantas ovejas.  Mahoma, un huérfano precoz, crecería sin la compañía de un padre.

CONTINUARÁ


[1]  Sobre el tema, véase: A. L. de Prémare, “Il voulut détruire le temple.  L´attaque de la Ka`ba par les rois yéménites avant l´islam. Ahbar et histoire » en Journal asiatique, t. 288, 2000, n. 2, pp. 261-367.

[2]  Al respecto, véase:  Ibn Warraq (ed), The Quest for the Historical Muhammad, Amherst, 2000, p. 103 ss.

[3]  Sobre el padre de Mahoma, véase: M. Lecker, “The Death of the Prophet Muhammad´s Father: Did Wâqidî Invent Some of the Evidence”, Zeitschrift der Deutschen Morgenländischen Gesellschaft, 145, 1995.

[4]  Ibn Warraq, The Quest…, p. 172.

[5]  Idem, Ibidem, pp. 173 ss.

[6]  Véase supra, pp.  .

[7]  J. Azzi, The Priest and the Prophet, Los Angeles, 2005, pp.  63 ss.