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Ein feste Burg ist unser Gott

Sábado, 19 de Septiembre de 2015
Que el papa haya formulado contra una la bula de excomunión con lo que implicaba de condena a ser arrojado a las llamas y que, al mismo tiempo, el político más importante de la época te haya proscrito con la misma intención que el sumo pontífice no es, desde luego, una suerte envidiable.

A juzgar por precedentes como el de Jan Huss, cuando sucede algo semejante el disidente acaba siendo siempre carne de hoguera y su cuerpo termina reducido a pavesas. En esa situación se encontró también Lutero cuando a la condena de un papa llamado León X – personaje de vida no precisamente ejemplar – se sumó la de Carlos I de España y V de Alemania. Lutero había señalado que comparecería ante la Dieta imperial aunque hubiera demonios en todos los tejados. Quizá no fue así, pero, al término de la Dieta, su vida no valía un comino. Justo entonces, inspirándose en un salmo, escribió un himno que se convertiría por sus propios méritos en un himno de la Reforma. Se trata del famoso Castillo fuerte es nuestro Dios.

Siempre ha sido uno de mis himnos preferidos porque expresa una realidad incontestable. Las contrariedades pueden sumarse; los enemigos, acumularse; las dificultades, multiplicarse. Sí todo eso puede suceder y aún más, pero Dios es un castillo fuerte contra el que se estrellan todos los adversarios e incluso si, en algún momento, pereciéramos, como todo perece en este mundo, Su Reino queda.

En distintas ocasiones, he oído hablar de grandes hombres. Se puede coincidir o no con los que están en el listado de cada uno, pero yo me quedo no con los que otros consideran grandes sino con los que se confían en el Dios grande, inmensa, indescriptible, grandiosamente grande, que es una fortaleza inexpugnable para los que se acogen a El con fe. En esta semana, en especial, lo he vivido así. Por enésima vez, he comprobado que no hay que actuar jamás de acuerdo con el temor o el interés sino conforme a lo que se considera justo, con serenidad y con fe, y que hay que hacerlo así confiando de todo corazón en que Dios es el castillo fuerte por excelencia. El resultado es una paz, una alegría y un sosiego que no puedo describir con palabras, pero que he vivido con mucha fuerza en los últimos días.

De este bello himno les incluyo hoy cuatro versiones. La primera en su lengua original, el alemán; la segunda, coral y en inglés; la tercera, en español y la cuarta, coral y orquestal, en inglés con subtítulos. Deseo que las disfruten, pero, sobre todo, anhelo que esa experiencia de Dios como castillo fuerte se convierta en su realidad cotidiana. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

Ésta es la versión en lengua original.

Una versión coral en inglés interpretada en el castillo donde Lutero se ocultó para no ser ejecutado por el papa o el emperador

 

Ésta es la versión coral en español

 

Y aquí está la versión coral y orquesta en inglés con subtítulos en español