Mientras la prima de riesgo se eleva peligrosamente, mientras el IBEX cae por debajo de los diez mil puntos, mientras los bancos catalanes se dejan la vida en la bolsa, pero, sobre todo, mientras las calles las toman las turbas nacionalistas, aparecen voces que piden un diálogo entre el gobierno español y los golpistas de Cataluña a ser posible con mediación internacional.
EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO (XIX): las cartas a los Corintios (VI): La segunda carta a los Corintios (II)
De manera reiterada, a decir verdad, diaria, no puedo evitar la sensación de que son multitud los que están ciegos.
La vida te depara sorpresas y muchas veces, a pesar del estado zarrapastroso en que se encuentra sumida Cataluña, son gratas. Es el caso de uno de los episodios que viví el fin de semana pasado.
En 2013, unos jóvenes irrumpieron en el Centro cultural Blanquerna de Madrid durante un acto independentista catalán. Pretendían protestar por una ofensa contra su patria y profirieron gritos de “¡Cataluña es España!”. Las fuerzas del orden público y la administración de justicia actuaron rápidamente y los muchachos se vieron enjuiciados y condenados.
Aún no hemos salido del golpe de estado perpetrado por el nacionalismo catalán y ya suenan las voces que apuntan a una reforma constitucional como una manera de acabar con más que posibles problemas futuros. Lamentablemente, las opiniones al respecto señalan que lo ideal sería dar más autonomía y más dinero a Cataluña.