Los ejemplos, sin duda, bien significativos, se multiplicarían a lo largo de la Historia. Por ejemplo, ¿por qué es la izquierda española históricamente tan antisemita? Pues tampoco por ser de izquierdas necesariamente. Finalmente, ¿por qué la izquierda española ha sido siempre tan reticente a reconocer sus errores? Ciertamente, no por ser de izquierdas. A decir verdad, la izquierda de otras naciones europeas no dejaría de redefinirse desde el mismo siglo XIX. Nada de eso resultaría posible en la izquierda española porque nacería, en sus diversas versiones, cortada sobre el patrón de una iglesia que, en teoría, no se ha equivocado nunca, no se equivoca y no se equivocará. Se trata de la iglesia a la que siempre ha querido sustituir como única iglesia verdadera.
Los paralelos resultan escandalosamente obvios y es que, hasta en la configuración de la izquierda, el hecho de que España quedara fuera de las naciones donde triunfó la Reforma iba a resultar decisivo. Al fin y a la postre, el inmovilismo surgido de una iglesia católica celosa sobre todo de sus privilegios y la intransigencia de esa izquierda impedirían que el sistema evolucionara hacia formas democráticas y conducirían a la nación a terribles dramas en el siglo XX. Sin embargo, antes de entrar en ese estudio debemos detenernos en uno de los instrumentos más eficaces impulsados por la iglesia católica para evitar la vertebración de un estado democrático español: la creación de los nacionalismos catalán y vasco.
CONTINUARÁ
