Los omega-3 y omega-6 en las células deben estar en una proporción estrictamente definida. Hoy en día, la proporción ideal se define como 1:2 o 1:3, pero la proporción realmente idónea es de 1:1, pero no muy realista, ya que una persona promedia que no se fija mucho en su alimentación tendrá este ratio en proporción de 1:17 a 1:20, por sobreingesta de Omega-6 y otras cifras incluso reportan valores de hasta 30 a 1. En Europa y América en particular, se consumen muchos más alimentos que contienen omega 6 que aquellos que contienen omega 3. Para la mayoría de las personas, tiene sentido consumir deliberadamente menos ácidos grasos omega 6 y más ácidos grasos omega 3.
El desequilibrio de esta proporción es lo que afecta notablemente nuestra salud. Las grasas omega-6 y omega-3 son fuentes de los reguladores intracelulares más importantes de prostaglandinas. Estas sustancias, igual que las hormonas, regulan muchos procesos en nuestro cuerpo.