La suma de ineptitudes, corruptelas, inconsciencias y meteduras de pata posiblemente sólo tienen paralelo con la época en que a España debía llegar el oro de las Indias, pero se desviaba hacia los banqueros que financiaban la fanática y estúpida aventura de convertir a la nación en la espada de la Contrarreforma. Unos políticos corruptos e ignorantes, unos bancos irresponsables y unas masas tan ignorantes como irresponsables fueron acarreando piedrecita a piedrecita los materiales para construir el foso de piedra donde se halla la nación sin que, hasta la fecha, haya indicios de que pueda salir.
Díaz Villanueva y Rallo describen magistralmente el proceso y, a la vez, intentan dar un mensaje de esperanza en el sentido de que la receta para salir es obvia y pasa por una verdadera austeridad, un recorte del gasto público y una bajada de impuestos.
Sólo hay dos pequeños matices que desearía señalar con respecto al magnífico documental. Al verlo, los no acostumbrados a seguir la realidad económica podrían llegar a la conclusión de que nuestros males comenzaron después de Aznar. No es cierto. Los males tenían plantadas las semillas mucho antes y no hay más que recordar como dejó Felipe González el país. Sin embargo, ese extremo no queda, a mi juicio, suficientemente resaltado quizá por el deseo de enfatizar, sobre todo, lo que es la actual crisis.
El otro matiz tiene que ver con la mentalidad hispana. Soy el primero en reconocer que ésa es materia que desborda el trabajo de economistas concienzudos y por ello comprendo que no se mencione. Sin embargo, resulta esencial. Detrás del desastre en que España se encuentra inmersa se halla una mentalidad de siglos, esa que consigue que siempre que se levanta un edificio de avance acabe desplomándose porque no hay cimientos para sustentarlo. Los ejemplos en la Historia nacional no son pocos y ahora estamos viviendo uno más.
Fuera de estos dos matices – que en nada minimizan el excelente resultado final – Bancarrota es un documental que debería proyectarse en televisión – en otra época hubiera sido posible en Libertad digital, pero ya se sabe que hubo quien hundió la tv y ahora la cosa está más de agua bendita que de liberalismo – y en estos momentos nos queda sólo youtube. Deseo de todo corazón que las visitas para ver el documental se multipliquen por millares y por eso incluyo el enlace. En serio, no se lo pierdan porque muchas cosas quedan más que explicadas de forma magistral por Díaz Villanueva y Rallo secundados por personajes – muy queridos todos para mi - que, en absoluto, son de segunda fila.