SORPRESAS DOCUMENTALES CON FONDO UCRANIANO
César Vidal
Una de las fuentes de mayor satisfacción a lo largo de mi vida ha sido el descubrimiento de documentos inéditos. Dar con datos desconocidos sobre las Brigadas internacionales, exhumar los textos soviéticos que atribuían a Carrillo las matanzas de Paracuellos o leer órdenes ocultas de Lenin son sólo algunos ejemplos. Recientemente, di con un texto donde se afirmaba lo siguiente: “Aunque los ucranianos han sido un elemento importante y específico en el imperio ruso, no han mostrado señales de ser una “nación” capaz de llevar con éxito las responsabilidades de la independencia… No existe una clara línea divisoria entre Rusia y Ucrania, y resultaría imposible establecer una. Las ciudades en territorio ucraniano han sido predominantemente rusas y judías. La base real del “ucranianismo” es el sentimiento de “diferencia” producido por un dialecto campesino específico y por diferencias menores de costumbre y folklore en los distritos rurales. La agitación política en la superficie es en general obra de unos pocos intelectuales románticos, que tienen poco concepto de las responsabilidades de gobierno… Intentar separarla de la economía rusa y establecerla como algo separado sería tan artificial y destructivo como intentar separar el Corn Belt, incluyendo la zona industrial de los Grandes lagos, de la economía de los Estados Unidos… Si se puede trazar alguna frontera real en Ucrania debería ser lógicamente la frontera entre las áreas que tradicionalmente prestan su sumisión religiosa a la iglesia oriental y aquellas que se la dan a la iglesia de Roma”. Aunque el texto es más amplio, su contenido difícilmente puede resultar más claro y obvio. Seguramente, más de un amable lector pensará que estoy citando de un documento ruso, uno más de los muchos centenares que han pasado por mis manos en algún momento de mi vida de historiador. Es más. No faltarán los que crean que las afirmaciones proceden de un furibundo nacionalista ruso. Nada más lejos de la realidad. El documento se titula U.S. Objectives with Respect to Russia; y estaba clasificado como Top Secret. Su fecha es 18 de agosto de 1948 y fue elaborado a raíz de una solicitud de 10 de julio de 1948, debida a James V. Forrestal, secretario de defensa de los Estados Unidos. Su finalidad era articular medidas para debilitar la URSS. El diagnóstico de los servicios de inteligencia estadounidenses fue obvio: Ucrania es Rusia, no es una nación y sólo habla un dialecto campesino. Olvidar datos tan elementales coloca al mundo al borde de una crisis como la balcánica.