Sin embargo, de ahí no puede deducirse que los dirigentes comunistas hayan sido perpetuos en su cargo. Hubo casos, claro está, como los de Stalin o Mao que duraron hasta la muerte. Sin embargo, el destino de muchos resultó verdaderamente trágico. Lenin, casi con toda seguridad, fue envenenado; Trotsky cayó a golpes de piolet; la plana mayor del leninismo – no sólo Zinóviev y Kámieñev – desapareció en las purgas; en los países del este de Europa, las purgas no fueron menos menos drásticas y así podríamose seguir añadiendo un cruento suma y sigue. Algunos acabaron ante un pelotón. Fue el caso de Ceaucescu, cuyo destino desearían millones de cubanos para Fidel.
Dentro de las naciones del pacto de Varsovia, Rumania fue peculiar como lo fue Ceaucescu, gran amigo, por cierto, de Santiago Carrillo. De él, hablamos en este programa. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!