El editorial de César Vidal.

Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el lunes 21 de septiembre de 2020.

El domingo 13 de septiembre, el jefe de opinión de La Razón me comunicó que se suprimían las dos columnas que, semanalmente, escribía en ese diario desde hacía quince años y que llevaba sin cobrar desde hacía más de un lustro.  No lo sabía cuando la escribí, pero la columna que apareció ese mismo domingo era la última.  Sin contar con ese dato, creo que el tema era muy adecuado para despedirme.  Espero que la disfruten.  God bless ya!!!   ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

En la época de la lucha por los derechos civiles se popularizó en Estados Unidos una canción que preguntaba retóricamente Is Anybody Here? (¿Hay alguien aquí). Las sucesivas estrofas respondían, en un tono dulce y sosegado, que allí estaban: Abraham (Lincoln), Martin (Luther King) y John (Kennedy). El tema era muy hermoso y subrayaba que había razones para la esperanza porque la nación había tenido gente, como los tres citados, que había pagado con su vida el libertar a muchos.

En la última entrega, nos detuvimos en cómo Jesús puso de manifiesto que era el mesías, pero no el mesías que deseaba Pedro – y, seguramente, el resto de los discípulos – sino un mesías cortado sobre el patrón del siervo de YHVH de Isaías.  Sólo el que comprende cómo es ese mesías puede, amoldándose a su modelo, ser un seguidor verdadero de Jesús.  Sin embargo, el siervo sufriente NO es un antihéroe derrotado, no es un ser humano vencido por las fuerzas del mal como el pobre Nazarín de Galdós, no es un simple héroe asesinado como Gandhi.  De hecho, con su muerte venció al que ha utilizado siempre la muerte como un arma de terror, es decir, al Diablo (Hebreos 2: 14).  El resto del capítulo 9 va a ser, de hecho, un regresar vez tras vez, a esa consideración.  Sí, Jesús descendía a Jerusalén para ser ejecutado por una siniestra alianza del poder religioso y del político, pero antes sería vindicado por el Padre como su Hijo (9: 35) tras recibir el reconocimiento de Moisés y de Elías, es decir, de la ley y de los profetas (9: 33).  Pedro, Santiago – o Jacobo – y Juan fueron testigos de aquel evento y también de cómo sus otros compañeros demostraban su incapacidad para liberar a un pobre muchacho de una posesión diabólica (9: 37-43).  Jesús lo hizo en un instante (9: 42) dejando, indirectamente, de manifiesto lo poco que tienen que ver esos rituales de exorcismo que cubren al infeliz con agua bendita, fórmulas y ritos con la verdadera manifestación de Dios.  Sin embargo, ese mesías que recibía el respaldo de la ley y de los profetas, que era reconocido por Dios como Hijo, que desplegaba un apabullante poder para combatir a los demonios seguía siendo el siervo sufriente de Isaías.  Precisamente cuando los discípulos estaban más abrumados con su autoridad que alcanzaba incluso a las huestes demoníacas, Jesús tuvo que recordarles de nuevo que sería entregado en manos de los hombres (9: 44), algo que se les escapaba y sobre lo que no tenían valor para preguntar (9: 45).

Hoy he decidido traerles un sencillo y dulce himno evangélico dedicado a Jesús.   Muy popular a los setenta, cuando yo lo conocí, dicho sea de paso, en español existen varias versiones con letras no del todo coincidentes.  No del todo coincidentes, pero sí bastante similares.  La inmensa belleza que emana de Jesús no tiene nada que ver con esos rostros nórdicos que lo han encarnado en el cine y que han tenido como consecuencia que, cuando lo hizo un español, pareciera que en vez de ser Jesús, era un capitán de bandidos. 

Hoy César Vidal entrevistará al actor José Luis Gil, actor español de televisión, teatro, cine, director y actor doblaje.

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