Las noticias del día con César Vidal y María Jesús Alfaya.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el martes 19 de mayo de 2020.
La contribución de individuos a la Historia no es fácil de evaluar. En el caso de España, una nación que no se caracteriza precisamente por ser agradecida, el problema se agudiza. Hay que recordarlo porque la semana pasada tuvo lugar un acontecimiento de enorme relevancia. El catedrático emérito de economía Roberto Centeno - al que conocen todos los que han escuchado los programas de radio que yo he dirigido desde 2004 - y otros dos economistas españoles, José Papi y Juan Carlos Bermejo, remitieron una carta a Ursula von der Leyen, presidenta de la comisión europea. En la misma – que es la continuación de otras similares enviadas en años previos – los economistas informaban a la Comisión europea de la realidad de las cuentas españolas. Y es que, por si no lo saben, todo parecido entre la contabilidad nacional real y la que mandan los ministros de Hacienda son pura coincidencia.
Palabras al aire con Sagrario Fernández-Prieto.
Las noticias económicas del día con César Vidal y Lorenzo Ramírez.
Las noticias del día con César Vidal y María Jesús Alfaya.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el lunes 18 de mayo de 2020.
Era el mes de octubre de 1967 y yo llegué al colegio de San Antón para estudiar el curso de ingreso de bachillerato. Me habían asignado como profesor a don Ángel García y, sin duda alguna, se trató de una elección providencial. Ha pasado más de medio siglo y las imágenes persisten en mi mente como si todo hubiera acontecido ayer. He tenido durante mi vida catedráticos excelentes, profesores notables – alguno incluso en San Antón – docentes llamativos, pero nadie se ha merecido jamás como don Ángel el más que honroso título de maestro y maestro extraordinario. En su clase, pasé del pelotón de los torpes de los primeros días al cuadro de honor de los últimos meses, pero lo mejor es que, sin ponernos una mano encima jamás – algo muy común entonces – nos acercó por primera vez al Quijote, nos enseñó a escribir sin faltas de ortografía y nos proporcionó una destreza en aritmética que yo no he conseguido ni superar ni recuperar jamás.