Palabras al aire con Sagrario Fernández-Prieto.
Las noticias económicas del día con César Vidal y Lorenzo Ramírez.
Las noticias del día con César Vidal y María Jesús Alfaya.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el lunes 9 de marzo de 2020.
Esparcir la demagogia tiene sus peligros y uno es que suele tener un efecto boomerang. Así está quedando de manifiesto con el corona virus. En lugar de señalar que la gripe, por ejemplo, causa en España diariamente muertes, que el año pasado le costó la vida a más de seis mil personas y afectó a más de medio millón de ciudadanos, no han sido pocos los que se han sumado a esparcir el pánico en ocasiones arrimando de manera descarada el ascua a su sardina.
El corona virus era una plaga porque venía de China, estaba ocasionado por el socialismo – ahí es ná, Luisillo – e iba a tener efectos que dejarían pequeña a las plagas bíblicas. Ya. Pero van pasando los días y en China, el número de curados ya supera al de muertos, el primer o segundo país en padecer la enfermedad es ahora Corea del sur, democracia aliada de los Estados Unidos, y se empieza a percibir cómo por eso del corona virus hay quien intenta aprovechar para rectificar la bolsa recalentada o para despedir a empleados que es algo que nunca viene mal para equilibrar balances. Para colmo, el corona virus a medida que se acerca a casa se convierte, milagrosamente, en un fenómeno menos dañino cuando la realidad es que entonces es cuando resulta más peligroso. Cuando el foco principal estaba en China las imágenes de los medios eran truculentamente ridículas y se nos anunciaba el apocalipsis. Sin embargo, ha sido irse desplazando hacia occidente y el llamamiento a la calma es conmovedor. Resulta que el corona virus es más peligroso si se da en Wuhan que, por ejemplo, al lado de tu casa en Valencia o Barcelona. Quizá es que, como la sidrina asturiana, pierde la fuerza al desplazarse hacia el sur. O quizá es que el gobierno de Sánchez y, sobre todo, los gobiernos autonómicos no tienen ni idea de cómo abordar el tema y esa sanidad española de la que tanto se le llena la boca a los políticos no es que esté en bragas, es que no tiene ni tanga. Innegable resulta el beneficio que le sacan algunos. Bloomberg, antes de abandonar la carrera, estuvo difundiendo una propaganda de cara a las primarias donde se acusaba directamente a Donald Trump de ser el culpable de que el corona virus hubiera llegado a Estados Unidos – el que no se lo quiera creer que reviente – mientras que él, con seguridad, lo contendría. En España, el gobierno de Sánchez, menos tonto de lo que parece a primera vista, ya está achacando la responsabilidad de la crisis que ha ayudado a crear con sus desdichadas medidas económicas al corona virus. Sólo faltaba encontrar un chivo expiatorio religioso para cargarle la culpa como a los judíos durante la peste negra y algunos políticos lo han encontrado en los evangélicos. Nadie ha dicho ni palabra del peligro que pueden significar las procesiones ni ha citado la confesión de ningún fallecido pero ya se ha arremetido contra los evangélicos a los que aborrecen los globalistas por encima de nada y a los que temen los católicos informados porque saben de su crecimiento en Hispanoamérica y de lo que eso ha significado de espectacular retroceso para el estado Vaticano. Esperemos que ahora no los degüellen como, hace siglos, hicieron con los judíos que se lavaban más que los católicos. De momento, la gestión de la crisis está siendo pésima en naciones como España e Italia y algún culpable hay que encontrar.
Inmediatamente después de ser bautizado por Juan, Jesús se retiró al desierto. Una acción semejante contaba con notables paralelos en la Historia del pueblo judío. Moisés había recibido la revelación directa de YHVH, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob en el desierto del Sinaí (Éxodo 3). Lo mismo podía decirse de Elías el profeta (1 Reyes 19). Más recientemente, los seguidores del Maestro de Justicia habían establecido su comunidad en el desierto, cerca de Qumran y el propio Juan el Bautista había actuado de manera semejante (Mateo 1, 1-8; Marcos 3, 1-12; Lucas 3, 1-9, 15-17; Juan 1, 19-28). Al marcharse al desierto – insistamos en ello – Jesús se alineaba con la experiencia histórica del pueblo de Israel.
Era yo mucho más joven entonces. Quizá cerca de treinta años. Todavía era común escuchar la música en cassettes y yo entré en una tienda del sur de Estados Unidos buscando música góspel que no conociera. Fue así como mi mirada se topó con la foto de una hermosa mujer rubia. Se llamaba Barbara Fairchild y yo ignoraba entonces su pasado como cantante country. Me limité a comprar la cinta y la primera canción que escuché fue una que realizaba un curioso paralelo entre esas instrucciones que siempre nos indican que lo que buscamos se encuentra torciendo a la derecha - ¿por qué siempre a la derecha? – y la manera de llegar al Padre.
Por Elena Kalinnikova.
Las noticias económicas del día con César Vidal y Lorenzo Ramírez.