Las noticias del día con César Vidal y María Jesús Alfaya.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el viernes 15 de mayo de 2020.
A esas alturas, la práctica totalidad de los seguidores de Mahoma se habían establecido en Yatrib. Las únicas excepciones eran los que habían emigrado a Abisinia, los reclusos que se hallaban en la Meca y los que ya habían abandonado el movimiento aunque, en algunos casos al menos, parece que seguían a Mahoma todavía de manera encubierta. Los que lo habían acompañado a Yatrib no lo habían hecho sin trastorno personal. De hecho, los coraixíes se apoderaron de sus propiedades y, con el paso del tiempo, cuando Mahoma regresó a la Meca no se las devolvió alegando que Al.lah les concedería a cambio el Paraíso. Los refugiados, ciertamente, no eran muy numerosos, pero el hecho de que Mahoma fuera reconocido como caudillo le permitió, apenas a los cinco meses de su llegada, promulgar un documento que se ha comparado, bastante exactamente, con una carta otorgada[2]. El texto[3], dentro de su sencillez, permite observar una de las actividades más impresionantes de la vida de Mahoma, la asociada con la labor de legislador y constructor de una nueva sociedad basada en un vínculo diferente a los lazos de sangre que caracterizaban al mundo árabe de los siglos anteriores.
Con Sagrario Fernández-Prieto.
Las noticias económicas del día con César Vidal y Lorenzo Ramírez.
Las noticias del día con César Vidal y María Jesús Alfaya.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el jueves 14 de mayo de 2020.
El fallecimiento de Juan I, totalmente inesperado, provocó una crisis institucional de no escasa envergadura. La razón fue que la corona recaía en un príncipe de once años y que – en contra de lo establecido en las Partidas – el monarca instituía un consejo de tutores y gobernadores compuesto por seis prelados y magnates, y seis ciudadanos elegidos por las ciudades de Burgos, Toledo, León, Sevilla, Córdoba y Murcia. Cuando a finales de 1390, se produjo la destrucción de las sinagogas sitas en el territorio del arzobispado de Sevilla, los judíos acudieron con sus protestas al consejo. La respuesta de este organismo fue enviar a Córdoba y Sevilla a dos caballeros para que detuvieran los desmanes. Sin embargo, llegados a la ciudad del Guadalquivir no se atrevieron ni ellos ni las autoridades sevillanas a detener al responsable de lo sucedido. Semejante comportamiento tuvo trágicas consecuencias. El 6 de junio de 1391, la población de Sevilla, agitada por las predicaciones del arcediano don Ferrán y dirigida por él mismo, asaltó la judería en una manifestación de brutalidad que se repetiría históricamente en episodios como la tristemente célebre Kristalnach de 1938 en el III Reich. Una vez más, la turba se consideraba legitimada moralmente para destruir, saquear y arrancar la vida de gente inocente. A decir verdad, el coste en vidas del pogromo de Sevilla fue más oneroso en vida que la Noche de los cristales rotos. Más de cuatro mil judíos fueron asesinados y sólo consiguieron salvar la vida algunos que suplicaron que los bautizaran en el seno de la iglesia católica. Por lo que se refiere a los edificios, sagrados y profanos, que les pertenecían fueron saqueados y arrasados. Por añadidura, la matanza de Sevilla no fue el final sino que se convirtió en la chispa que encendió una hoguera en toda España.