El texto nos ha llegado a través de Ibn Ishaq únicamente, pero, a pesar de lo tardío de la fuente, no existen, a nuestro juicio, argumentos de peso para negar su autenticidad. Comenzaba con la invocación de Al.lah, pero, de manera inmediata, señalaba que vinculaba a los seguidores de Mahoma, a los que se unieran a ella y a los que con ellos hicieran la guerra. Este conjunto – ciertamente ecuménico – constituía una umma (comunidad) única, diferente de aquellas a las que pertenecían otros hombres. A continuación, el texto mencionaba expresamente a los que quedaban vinculados por el mismo: los emigrados de entre los coraishíes, los Banu Awf, los Banu-l-Harit, los Banu Saida, los Banu Shusam, los Banu Nashshar, los Banu Amr b. Awf, los Banu al-Nabit y los Banu al-Aws. La alianza entre los creyentes temerosos de Al.lah (al-muttaqina) llegaría al extremo de castigar a los miembros de su propia sangre si se comportaban de manera inadecuada y, por supuesto, ningún creyente daría jamás muerte a otro por culpa de un no-creyente o ayudaría a éste frente a un creyente. Semejantes disposiciones – y resulta muy revelador – serían de aplicación también a los judíos en pie de igualdad mencionándose los grupos a los que se aplicaba.
Otras normas contenidas en el texto indicaban que ninguna expedición militar podía ser emprendida sin permiso de Mahoma – aunque sí la venganza por una herida – que el valle de Yatrib adquiría para los señalados en el texto un carácter sagrado, que ninguna mujer podía ser protegida sin el consentimiento de sus parientes y que no podría concluirse una paz por separado.
El acuerdo implicaba un avance extraordinario para Mahoma, pero, al mismo tiempo, no estaba exento de debilidades que él mismo captó. Por ejemplo, su formulación implicaba la constitución de una fuerza militar entre gentes que carecían de entrenamiento y experiencia castrenses. A esto se añadía la existencia de focos de la población que seguían sin ver con buenos ojos aquel caudillaje que podía ser causa de consecuencias indeseables. Este cúmulo de circunstancias ha llevado a distintos autores a afirmar que Mahoma se dedicó a partir de entonces a azuzar distintas guerras como instrumento fundamental para otorgar cohesión a su grupo[4]. Fuera como fuese, el estallido de hostilidades iba a tener lugar en breve.
CONTINUARÁ
Sobre el tema, véase: M. Gil, “The Constitution of Medina: A Reconsideration” en Israel Oriental Studies, IV, 1974, pp. 44-65; R. B. Serjeant, “The “Constitution of Medina” “ en Islamic Quarterly, 8, 1964, pp. 3-16;
[2] En ese mismo sentido, J. Vernet, Oc, p. 75.
[3] El texto aparece recogido en J. Akhter, Oc, pp. 143 ss.