Las noticias del día con María Jesús Alfaya. Incluye entrevista a Francisco Martínez Peñaranda Presidente de la Asociación Libertas y autor del libro: Sin paternidad no hay libertad. La tiranía del género.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el viernes 28 de febrero de 2020.
En el año 616, y tras el episodio de las aleyas satánicas, resultaba obvio que Mahoma no iba a dejar de predicar su mensaje por mucho que se le presionara. Un idólatra llamado Umar b. al-Jattab adoptó entonces la decisión de acabar con el problema de manera drástica en la convicción de que el mensaje de Mahoma estaba causando problemas de no escasa envergadura. Según la tradición, al saber que algunos seguidores de Mahoma se habían reunido en la Dar al-Arqam para escucharlo predicar, echó mano de la espada y se dirigió al lugar con la intención de acabar con su vida. Atravesaba enloquecido la calle cuando se tropezó con un primo suyo llamado Nuaym b. Abd Allah al-Nahham. Nuaym era un seguidor secreto de Mahoma y, cuando Umar le confesó sus propósitos, se permitió aconsejarle que se fuera a su casa y arreglara sus asuntos. Cuando Umar, sorprendido por aquellas palabras, le preguntó a qué se refería, Nuaym le respondió que su cuñado y primo Said y su hermana Fátima seguían a Mahoma.
Con Sagrario Fernández-Prieto.
Las noticias económicas del día con César Vidal y Lorenzo Ramírez.
Las noticias del día con María Jesús Alfaya. Incluye entrevista a Jaime Mayor Oreja, presidente de la fundación Valores y Sociedad.
El editorial de César Vidal.
Programa completo de La Voz de César Vidal publicado el jueves 27 de febrero de 2020.
Ni el papado ni sus representantes en España estaban dispuestos a tolerar ningún freno a su antisemitismo. No sólo eso. La influencia de las órdenes mendicantes, de especial predicamento en las ciudades, tuvo como consecuencia directa la difusión y la excitación de ese antisemitismo en las masas populares, unas masas a las que se indicó de manera insistente que el denominado “pueblo deicida” era además el culpable de sus desdichas. Odiados por su labor y envidiados por su éxito, los judíos sólo podían volverse hacia los reyes y éstos, situados entre la tesitura de perder una colaboración esencial o de escuchar a un clero antisemita y a un pueblo arrastrado por la demagogia clerical, fueron alternando la protección e incluso el privilegio con los golpes selectivos. Así, el éxito y la prosperidad de los judíos se vieron ensombrecidos por una inquietante precariedad.