En 1557, temerosos de que la Inquisición pudiera descubrirlos, varios de ellos encabezados por Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, optaron por exiliarse de España. Se trató de una sabia decisión porque, en 1562, la Inquisición quemó en efigie a Casiodoro de Reina. Sus obras – que abogaban por la tolerancia religiosa de todos sin excepción - serían incluidas en el Índice de libros prohibidos. Ese mismo año de 1562, Reina se encontraba en Inglaterra y comenzó a traducir la Biblia al español. Acosado por las envidias, Reina se vio obligado a abandonar la isla y marchar a Amberes (1564). Allí concluyó la traducción. Fue la primera completa al español de toda la Historia ya que la Políglota Complutense se había limitado a reproducir el texto en otras lenguas. Defensor convencido de la libertad de conciencia, también fue autor Reina del primer gran libro contra la Inquisición – Algunas artes de la Santa Inquisición española, editado en Heidelberg (1567). Dos años después se publicaba su traducción conocida como la Biblia del Oso por el dibujo de su portada. Casiodoro de Reina vivió en Amberes hasta que las tropas de Felipe II entraron en la ciudad (1585). Huyó entonces a Frankfurt del Main donde residió hasta su muerte (1594). Cipriano de Valera – que fue profesor en Cambridge, Oxford y Londres y que escribiría textos notables en defensa de los indígenas americanos – publicó un texto revisado de la traducción (1602) que se convertiría en la edición de la Biblia en español más difundida de la Historia incluso en la actualidad y cuya calidad fue reconocida hasta por un integrista como Menéndez Pelayo. Significativamente, en España estaría prohibida durante siglos. Reina y Valera serían mucho más conocidos y apreciados fuera de su tierra natal que en ella. Como tantos otros españoles sobresalientes.
Próxima semana: Ignacio de Loyola