Viernes, 19 de Abril de 2024

Stand Up! Stand Up for Jesus!

Sábado, 24 de Septiembre de 2016
La comparación de la vida cristiana con un combate tiene sus precedentes en la Biblia. No hace falta decir que históricamente no han faltado las aplicaciones más aberrantes y realmente anticristianas de ese principio.

Los cruzados que decidieron exterminar a los judíos de los ghettos alemanes de camino hacia Tierra Santa; los inquisidores y delatores que causaron la muerte de los herejes reales o supuestos como un servicio a la iglesia de Roma o los que siguen insistiendo en recurrir a la violencia con una imagen o con una bandera con la cruz como estandartes son muestras de que la convicción no es siempre señal de razón sino más bien de aberración o de que, como enseñó Jesús, siempre habrá quienes persigan a los verdaderos discípulos de Jesús convencidos de que así rinden un servicio a Dios (Juan 16: 2).

Las Escrituras señalan que, efectivamente, la vida cristiana recuerda a la militar – como a la deportiva o a la del labrador – por la dedicación que exige (2 Timoteo 2: 4), pero también enfatiza que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra poderes espirituales de las tinieblas (Efesios 6: 12). He tenido muchas, muchísimas ocasiones de comprobar lo acertado de la enseñanza del apóstol. En la mayoría de los casos, los hombres creen que el problema es meramente material y que como tal se puede tratar. Históricamente, ese enfoque – profundamente equivocado – no ha sido rechazado por muchos que alegaban que detentaban el monopolio de la verdad y que estaban dispuestos a conservarlo utilizando la hoguera de la Inquisición. Sin embargo, la enseñanza de Jesús es muy diferente. A Pilato le dijo con claridad que su Reino no era de este mundo y por eso sus discípulos no combatían como la gente del mundo (Juan 18: 36) y a Pedro le indicó de manera tajante que no pensaba utilizar legiones de ángeles (Mateo 26: 52-53) no sólo porque el que use espada a espada perecerá sino porque esa manera de actuar choca frontalmente con los propósitos de Dios manifestados en las Escrituras.

La vida cristiana es una batalla y además lo es de manera continua, pero su metodología no es la de los ejércitos humanos sino la del corazón de Dios. Creo que eso es lo que comunica la canción que les traigo hoy. No es un himno guerrero para animar a degollar infieles como hizo aquel obispo que aseguró a los soldados que debían matar a todos porque en el cielo ya los separaría Dios. Se trata más bien de un recordatorio alegre, el de que podemos contar con Dios en cada combate, escaramuza o batalla que tengamos librar día a día contra las tinieblas, unas tinieblas que se presentan, vez tras vez, intentando frenar el avance de la Luz y de la Verdad. Sin embargo, nosotros estamos con Jesús y a su lado esperamos vencer y recibir la recompensa. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

 

Aquí está una versión en ingles…

 

…y aquí otra en español…

 

 

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