El granjero dejó una cosecha, un hogar y ochenta acres, junto a la fe y el amor creciendo en el corazón de su hijo. La maestra dejó su sabiduría en la mente de montones de niños con los que se esforzó para que pudieran prosperar. El predicador dejó su Biblia, manchada de sangre, en la mano de la prostituta a la vez que le decía: ¿Puedes ver la Tierra prometida?. Lo que sucedió lo sabemos por un predicador que, en el culto del domingo, levantó la Biblia manchada de sangre a la vez que decía: “Dios bendiga al granjero, a la maestra y al predicador que le dio esta Biblia a mi mamá que, a su vez, me la leyó”. Ahora, al borde del camino, hay sólo tres cruces y sabemos perfectamente porque son tres y no cuatro. También sabemos que lo importante no es lo que nos llevamos cuando dejamos este mundo sino lo que dejamos detrás de nosotros.
Les dejo con el video de la versión original. Esta vez no hay versión en español, pero creo que he explicado suficientemente lo que canta el bueno de Randy Travis. Disfrútenlo mucho y, por un momento, piensen en que alguna vez se vieron libres de una desgracia que afectó a otros y que esa circunstancia tuvo sentido como en el caso de la prostituta. Cuestión aparte es si han sabido aprovechar esos destellos de la única Luz verdadera o han preferido seguir caminando en la oscuridad. Pero si han recibido un destello… no lo tapen, no lo apaguen y aférrense a él.
Tampoco estaría mal que nos preguntáramos también nosotros qué dejaríamos detrás. ¿Defendimos la Verdad o justificamos el mal porque estábamos inmersos en él? ¿Dimos testimonio de lo mejor para infundir amor y esperanza en el corazón de los demás o colaboramos con aquellos que esclavizaban espiritual y materialmente a nuestros semejantes? ¿Condujimos a nuestro prójimo a Dios o lo encadenamos a soluciones humanas que no solucionan nada? No es lo que llevamos – nada podemos llevar porque todo nos fue dado – sino lo que dejamos al concluir nuestras existencias. Procuremos que sean lo mejores posibles y que su buena huella se pueda perpetuar durante generaciones. ¡¡¡God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está Randy Travis con sus Tres cruces de madera