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Lunes, 18 de Noviembre de 2024

Where Could I Go But to the Lord

Sábado, 10 de Octubre de 2020

La verdad es que enciende uno la televisión o la radio y es para echarse a temblar.  En España, confinando Madrid, el gobierno social-comunista ha dado un paso más en su intento de arruinar la economía española y vender la nación a poderes transnacionales. Como ayuda en esa tarea, está articulando nuevas medidas para que los sicarios de la Agencia tributaria se queden con lo poco que les queda a los ciudadanos y – eso que no falte – cobren sus bonus de recompensa por hundir la vida de sus conciudadanos.  En Cataluña, los nacionalistas pugnan por convertir las próximas elecciones en un plebiscito independentista.  Mientras la administración de justicia se dedica a servir los intereses de las oligarquías cada vez con menos disimulo.  Por supuesto, la Conferencia episcopal sigue pactando con el gobierno mientras saca de la abadía del valle de los Caídos a los benedictinos y los va enviando a otros lugares.  Si alguien quiere saber cuál es la conducta habitual de la iglesia católica no tiene más que ver cómo se está comportando con el general Franco que le dio todo, que convirtió España en un protectorado del Vaticano, que sometió a sus deseos buena parte de la legislación, que consintió dejar a España fuera del Plan Marshall para no disgustar a los obispos y a la Santa Sede y cuyos restos han sido exhumados con el permiso expreso de los obispos y el visto bueno del papa.  Eso le pasará a cualquiera que se fíe de tan pérfida e ingrata institución.

A este lado del Atlántico, tampoco es que estén las cosas para lanzar cohetes.  Biden dejó de manifiesto su sumisión a la agenda globalista atreviéndose en el debate presidencial a decir lo que piensa hacer con las selvas del Brasil.  Trump ha contraído el coronavirus y en España dicen que se está muriendo, algo nada raro sabiendo quiénes son los corresponsales españoles en Estados Unidos.  Al sur del río Grande, la pugna por imponer los objetivos de la agenda globalista es a calzón quitado y, como reconoció el gran concilio de lobbies gays a inicios de 2019, el único obstáculo real son las iglesias evangélicas porque con la iglesia católica sólo es cuestión de negociar el precio. Para colmo, el sorosiano Josep Borrell no para de moverse para ayudar a la dictadura venezolana, igual que sigue haciendo su compañero de partido, Rodríguez Zapatero.

Ante situaciones así – y otras mucho peores - caben tres opciones.  Una es la del avestruz.  Cerremos los ojos y nada nos pasará.

La segunda opción es cerrar los ojos, pero en el sentido de no querer ver lo que sucede y seguir apoyando lo que no son sino edificios que se tambalean.  Como la conducta anterior la entiendo, pero no puedo compartirla.  Es más la simple idea de confiar determinados listas en las que van ciertos sujetos no me tienta lo más mínimo. 

La tercera opción es preguntarse a dónde ir y aquí entra la canción de esta semana porque la verdad es que sólo podemos acudir con garantías a Jesús.  A Jesús que no a alguna peculiar institución que pretende representarlo en régimen de monopolio y que ha aprovechado esa afirmación para acostarse con todo poder fáctico que se le ha puesto al alcance o, como me decía el director de un centro local de COPE, “el problema de… - y aquí daba el nombre de un cardenal – es que le gusta mucho acostarse con los políticos”.  Por supuesto, la afirmación – rigurosamente exacta – no se refería a la vida privada del cardenal sino a sus coqueteos duros y continuos con el poder.  Cuando hablo de Jesús hablo de Jesús, no de los que usurpan su nombre y su lugar.

Creo que nadie debería llamarse a engaño: en este mundo sólo se puede acudir a Jesús y eso es lo que expresa esta canción.  Es una canción de alegría porque reconoce que en esta vida hay muchas circunstancias extraordinarias que nos proporcionan felicidad, pero también hay otras menos gratas e incluso dolorosas.  La tentación, la maldad, la hipocresía, la corrupción, la inseguridad, el temor pueden asediarnos, pero de ellos sólo nos librará Jesús el mesías-siervo.  Si no ha hecho la prueba, hágala.  No quedará defraudado.

He escogido dos versiones de esta maravillosa canción.  La primera es de Elvis Presley y - ¿hay que decirlo? – resulta espléndida.  La segunda – con subtítulos en inglés – es de la Gaither Vocal Band.  Excelente.  Disfruten de la canción, pero, sobre todo, mediten en su mensaje.  God bless ya!!!  ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

    Aquí está Elvis

 Y aquí la GVC y un grupo de amigos extraordinario

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