Desde la muchacha que reclama poder llegar a casa a la misma hora que sus hermanos – poderoso argumento en favor del matrimonio homosexual o del aborto, me digo – a la profesora que vive del género y que se empeña en que la Real Academia de la lengua incluya el uso de “todos y todas, diputados y diputadas, licenciados y licenciadas” en cualquier comunicación. La entrevista no es muy larga, pero la surfeo con enorme facilidad dejando de manifiesto, por ejemplo, que las leyes de violencia de género no han servido para nada y que, por añadidura, ocultan la realidad de la violencia doméstica mucho más amplia como, por ejemplo, aquella que ataca a los ancianos o a los niños. La periodista me mira con desconcierto, pero tiene su lógica porque no ha escuchado, seguramente, lo que le digo en ninguna ocasión. Creo que es una persona competente, pero, de nuevo, esa circunstancia no evita que los medios de comunicación se conviertan en mera correa de transmisión y encima sin enterarse… A fin de cuentas, el periodista es periodista. No es jurista, no es médico, no es filósofo. Resulta, pues, fácil que se limite a repetir lo que le dicen que es justo, adecuado, progresista. Con pésimas consecuencias, claro está.
El resto del viernes va a estar ocupado por un par de entrevista en televisión en los programas de Acción cristiana y de Orfa Luna. Incluso tendré tiempo para pasar por el casco viejo de Santo Domingo. Es a vuelo de pájaro – no he venido a hacer turismo – pero resulta más que grato. El recuerdo de los conquistadores resulta innegable y confiere a la ciudad un tono colonial que, a mi, personalmente, me parece muy hermoso. Con seguridad no sería la opinión de los indígenas – que desaparecieron – ni de los negros traídos desde África, pero supongo que es lo mismo que sucede cuando contemplamos el Coliseo en Roma o el Partenón en Atenas. No solemos acordarnos precisamente de Espartaco ante los restos de los circos y, con seguridad, pasaría algo muy similar en la América hispana de no ser por nacionalistas, indigenistas e izquierdistas. Nos llama la atención el parecido con España – como en Antigua o en San Juan de Puerto Rico – y no nos dedicamos a pensar en los indios que fueron desplazados.
El sábado 25 va a ser el broche de oro para un viaje que no ha dejado de provocar enormes consecuencias desde el primer día. Tal y como fue el compromiso inicial voy a estar en el congreso de Educa desarrollando una ponencia y un taller. La ponencia, dedicada a La familia como factor de cohesión en la educación y en la sociedad, va a ser escuchada por más de un millar de personas. De manera bien significativa – y como podrán ver los que contemplen el video que incluyo – la ponencia es interrumpida varias veces por calurosos aplausos. El éxito va a ser extraordinario y, como me dirá Toni Flaquer, el alma de este viaje a República Dominicana, sólo por esta ponencia hubiera merecido la pena mi viaje. A los pocos minutos, tengo un taller en un recinto cercano. Unas cuatrocientas personas se reúnen para escuchar mi exposición con el tema La familia bajo acoso. Se trata de una exposición más prolongada sobre la manera en que ideología de género acosa a la familia y también recibe una acogida extraordinaria. Con ella, puede darse por concluido mi labor en el viaje aunque todavía me quedan dos momentos especialmente gratos.
El primero va a ser una cena con buena parte de las personas que han organizado mi visita a la República Dominicana. Departiremos sobre mil y un temas, pero, sin duda, lo mejor será la sensación del deber cumplido. Cinco leyes de ideología de género han quedado bloqueadas en el legislativo y, por encima de todo, se ha abierto un debate social en el que los defensores de la familia natural – la inmensa mayoría de la nación – se han movilizado y están dispuestos a defender las libertades de la República dominicana. Oro porque sigan adelante. Quizá no sean consciente de ello, pero están rindiendo un servicio extraordinario a su nación frente al totalitarismo y en defensa de las libertades.
Ese sentimiento de alegría de los presentes en la cena queda más que de manifiesto el domingo cuando salgo para el aeropuerto. A despedirme vendrá toda una comisión que me agradece encarecidamente los días pasados en la República Dominicana. Soy yo el que les está agradecido a ellos. Su amor por su patria, su deseo de servir al prójimo, su defensa de la familia y su fidelidad a las enseñanzas de la Biblia son las que han logrado estos resultados extraordinarios. No es, en absoluto, mérito mío sino de ellos. Pueden estar bien orgullosos los dominicanos de haber llevado a cabo con sus medios lo que no hicieron en su día y en circunstancias más fáciles tantos otros como, por ejemplo, los españoles. Como tantas veces, ha quedado de manifiesto que nada puede sustituir a la convicción, a la integridad, al amor a la patria y a la voluntad de cumplir con el deber. Y salgo volando para casa porque apenas tendré veinticuatro horas antes de iniciar mi siguiente viaje. República Dominicana, fue un trayecto inolvidable. Quizá no tardemos en encontrarnos.
Les incluyo los videos de las dos entrevistas de radio y televisión sobre ideología de género y de mi ponencia en el congreso de Educa. Espero que las disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Esta es la entrevista en Acción Cristiana en la radio
www.youtube.com/watch?v=OWlSJ91jL9Q
Ésta la que compartí con Con Orpha Luna
www.youtube.com/watch?v=i_JcqjCYMXY
Y ésta es la ponencia en el congreso de Educa