Intentaron en aquel entonces confundirse con el paisaje y que se les confundiera especialmente con los evangélicos. Fracasaron en el intento en casi todo el mundo siendo España una de las pocas excepciones, en parte, por la ignorancia proverbial de los españoles y, en parte, por la absoluta falta de dignidad de algunos personajes que se prestaron a esa sucia trama. Alguno de ellos – al que, por cierto, le regalaron un automóvil - acabó su vida abandonado, solo y ciego como si el Señor mismo hubiera derramado sobre él un castigo. Sé incluso que en el caso de este sujeto, alguien le manifestó con años de antelación que así le sucedería hasta en los últimos detalles aunque, por supuesto, no hizo ningún caso.
Cómo no podía ser de otra manera, aquellos que se atrevieron a proclamar la verdad fueron objeto de proscripciones y ataques sin número. Por ejemplo, al autor de estas líneas los adventistas le interpusieron una querella. Era la primera vez que me llevaban a los tribunales por decir la verdad, pero no iba a ser ni con mucho la última. Como era de esperar, la querella no llegó a juicio sino que fue archivada por la jueza que, seguramente, no podía entender cómo pretendían querellarse con alguien por dar una información documentada y fácil de contrastar. Para 1983, la derrota judicial de los adventistas en su querella contra mi era una realidad inamovible.
Todo esto pasó hace tanto tiempo que casi parece pertenecer a una vida anterior. Quizá sea así en cierto sentido. El otro día, me topé con un video donde se narra de manera breve, sólida y más que documentada la realidad de esta secta milenarista. Merece la pena que lo vean, porque constituye un ejemplo de cómo una falsa profetisa puede lograr que la sigan, de cómo los más cercanos a ella saben de sobra que es un fraude, pero la mantienen y de cómo el engaño se alarga por más de un siglo.
Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí va la realidad histórica del adventismo del séptimo día