Lo mismo podría decirse de hermanos y médicos, con pícaros y clérigos, con amigas y amadas, con niños y jueces. Sin embargo, a pesar de su carácter anónimo, todos y cada uno de ellos se ven afectados por los modelos sociales en los que viven.
El exiliado es, pues, una obra de ficción, pero aborda cuestiones reales y, sobre todo, trascendentales para sociedades y personas, personas cuyos nombres jamás quedarán en los libros como sucede con el protagonista de esta novela. Personas anónimas, sí, pero que no por ello dejarán de realizar aportes -no pocas veces miserables y viles como los de Fernando y Alfonso-, sino también hermosos y positivos como los de la vecina del exiliado, el médico de la perilla o Marguerite. El Exiliado es para todos los que van por el mundo buscando paz y libertad.