No deseo insistir demasiado en ello, pero es que el desastre linternero ha superado - ¡y parecía metafísicamente imposible! – a los dos perpetrados por Apezarena en su día, dos naufragios escandalosos de los que salvamos en su momento al programa, primero, Federico y luego un servidor. De hecho, es tan colosal que casi minimiza el sufrido por Ignacio Villa – que, dicho sea de paso, es superado holgadamente por Federico en audiencia en la comunidad de Madrid según un estudio de Sigma-2 – al frente de La mañana.
No voy a citar por nombre a las personas porque violaría una discreción de la que, modestamente, me precio y porque ellas saben quién son y con eso basta, pero antes de salir de COPE, dos personajes de enorme, extraordinaria relevancia en la cadena me dijeron que con una caída mucho menor de oyentes COPE se vería obligada a cerrar porque dejaría de ser viable. ¿Tiene esta circunstancia que ver con el hecho de que esta semana comenzarán ya los despidos de los trabajadores fijos de COPE después de que docenas de empleados eventuales fueran a la calle después de julio? Lo ignoro, pero estoy convencido de que el presidente de COPE, don Alfonso Coronel de Palma, o alguno de sus lugartenientes informarán cumplidamente de estos y otros extremos especialmente a los trabajadores de la casa porque es lo menos que se merecen.
¿Y Es.Radio? Es.Radio va como un tiro, pero de ello hablaré en otro momento si es que Federico no lo hace antes. Ya he mencionado como Federico supera a Ignacio Villa – pero ¿había alguien que se esperara otra cosa? – adelanto además que el índice de audiencia de Es la noche de César se dispara de 10 a 12, las dos horas que se retransmiten también por televisión. De hecho, en esa franja, nuestra audiencia tritura a nuestros competidores más directos gracias a esa combinación feliz de radio y televisión, pero no adelantemos acontecimientos. Por hoy, dejemos claro el mensaje de que, como ya anunciamos, la estrella de la COPE es Cristina, eso sí, secundada por Abellán.
¡Ay, Señor, Señor, qué cosas hay que leer! Pregunta un amable pasajero de este blog si la razón de que Lutero abrazara la causa de la Reforma pudo ser el que su orden – los agustinos – no fuera la encargada de predicar la bula de indulgencia mientras que se vieron agraciados con tan sustancioso privilegio los dominicos. Sabe por donde va en su pregunta porque semejante dislate ha sido repetido por algunos apologistas católicos y anti-protestantes… hasta el s. XIX. De hecho, a Lortz, católico ortodoxo y autor de una excelente Historia de la Reforma en Alemania, no se le pasa por la cabeza semejante bobada y subraya lo que sabe cualquier católico que conozca la Historia de la Reforma y es que los motivos de Lutero – se esté o no de acuerdo con ellos – fueron meramente espirituales. En cualquier caso, abordaré este tema más ampliamente en mi serie sobre mitos protestantes en http://www.protestantedigital.com
Una última mención a este paseante anónimo por mi blog. Comenta en uno de sus últimos posts que la opinión negativa sobre Calvino la obtuvo de Voltaire. El comentario es digno de consideración. ¿También acepta mi dilecto visitante como buenas las opiniones de Voltaire sobre los judíos, los negros, Juana de Arco, Jesús o su misma madre? Imagino – y no creo equivocarme – que no y ¿por qué sí sobre Calvino? Por inocencia, sin duda.