Esos agentes han bloqueado en los organismos económicos cualquier iniciativa que pudiera favorecer a otra región a la vez que consiguiendo que se dilapidara en algunas cajas catalanas cifras que convierten el rescate de Bankia en una excursión de pobres. Esos agentes han intentado arruinar en los premios literarios y el mundo de la edición la carrera de todos aquellos que no se han prestado a ser sus lacayos o, al menos, sus esclavos silenciosos. Esos agentes han logrado en juntas y bandas de gestión de medios de comunicación, con independencia del lugar, que sus representantes estén en cualquier tertulia perdonando la vida a los demás. Esos agentes se han dedicado a la tarea de arruinar la vida de los catalanes que por su culpa no han tenido otro remedio que marcharse a otras partes de España. Esos agentes han dinamitado la posibilidad de que empresas que no sean las suyas exporten o realicen el menor negocio. Esos agentes han torpedeado cualquier iniciativa que pudiera beneficiar a Murcia y a Valencia, a Madrid y a Andalucía. Esos agentes han cubierto de cieno la imagen de España en el extranjero desarrollando una política de calumnias e infamias que no cabría esperar de los peores enemigos. Esos agentes están infiltrados en los mil y un pliegues de entidades financieras y del mundo mediático, del universo cultural y del panorama educativo e institucional. Nunca que se sepa han aportado algo bueno, positivo o beneficioso para la comunidad sino que han perpetrado el expolio en beneficio propio y la injusticia contra los inocentes a costa, eso sí, de la pobre España que los mantiene con los impuestos de los ciudadanos. Ahora anuncian que van a sumar a todos esos agentes otro cuerpo más. Con seguridad entre ellos no estarán ni Bond, ni Smiley ni Karla. Ninguno se jugará la vida por un ideal. Sólo perseguirán perpetuar el desorden, el saqueo y la miseria entre el resto de los españoles. La cuenta – ténganlo por seguro – querrán que la paguemos nosotros.