Debe ser porque hace una semana la gente de Ciudadanos, del PP y de VOX que se presentaron en Alsasua para recordar la agresión perpetrada por un grupo de cobardes nacionalistas vascos – sí, ya sé que es redundancia – se encontró con una plaza llena de estiércol, una parroquia donde las campanas repicaban para que no se pudiera escuchar a los oradores y una suma de catervas desde las feministas a los colectivos defensores de la ideología de género pasando por independentistas de toda ralea gritando que se fueran de allí. Las profundas palabras del ministro del interior me han llevado a reflexionar. Por ejemplo, ¿también denominaría provocación a que una muchacha fuera medio desnuda por la calle y, tras coquetear con unos zánganos, la violaran? ¿Es también provocación que haya gente que sienta ganas de vomitar al ver cómo el centro de Madrid acaba convertido en una cochiquera – estiércol incluido – durante el día del orgullo gay? ¿Es provocación que haya gente que expresa su amor a la vida en todas sus fases cuando existe una pingüe industria del aborto? ¿Es una provocación llevar una Biblia bajo el brazo, o una crucecita colgada del cuello o asistir a un culto religioso para aquellos que siguen al profeta del Islam o aborrecen la religión en la mayoría de sus manifestaciones? Sé que no es una provocación el declararse comunista y luego hacerse con un casoplón en una zona residencial de Madrid, pero ¿lo es el intentar educar a los hijos en español en una Cataluña cada vez más desnortada y más parecida a las delicias de ese nacional-socialismo alemán en el que se educó Jordi Pujol? ¿Es provocación que juremos hasta en arameo cuando vemos cómo el dinero que nos arranca la Agencia tributaria no siempre de manera ortodoxa – pierde más del 51 por ciento de las causas en los tribunales – se entrega a unos golpistas y ningún juez ha citado todavía a Montoro? Sí, debe ser provocassión. No importa. Con la ley de eutanasia ya impulsada por los amigos de Marlaska muy pronto podrán deshacerse de nosotros los provocadores.
No he podido resistirme a la tentación de traerles la Provocasssssión de Raphael
Aunque, con toda seguridad, para muchos será más bien un Escándalo