El último mantra entonado por los cuadros y adeptos del PSOE es “Reforma constitucional”. No sé a quién se le ha ocurrido la feliz idea, pero hay que señalar que esas dos palabras y nada son todo lo mismo. De entrada, la reforma de la constitución en España raya en lo milagroso dado que el mecanismo contemplado en su articulado resulta extremadamente rígido. Seguramente, se hizo con la mejor intención, pero reformar la constitución es imposible salvo que haya un acuerdo prácticamente unánime que además se pueda vender a la población para que lo refrende con un referéndum. Pero supongamos que todo eso fuera posible. ¿Qué piensa el PSOE proponer? ¿Más autogobierno? No existe un sólo estado federal en Europa que tenga estados federados con la autonomía tan escandalosa de Cataluña y, sobre todo, que les de tanto dinero Además, el nuevo Estatuto lejos de calmar a los nacionalistas los ha caldeado más si cabe. ¿Qué daría la nueva reforma constitucional? ¿Más dinero para Cataluña? Durante los últimos años – de ZP a Montoro – Cataluña no ha dejado de recibir inyecciones procedentes de los bolsillos de todos los españoles que no han evitado que represente el 33 por ciento de la deuda de 17 CCAA, que la inversión extranjera haya caído más de un 66 por ciento en lo que va de año o que, a pesar de incrementar continuamente las cifras que se le entregan, sus servicios públicos anden manga por hombro - ¡¡diez muertos de legionella de los que no habla casi ningún medio salvo La Voz!!! - porque los fondos se emplean en pesebres como embajadas en el extranjero, páginas web independentistas o subvenciones a entes como Omnium cultural. ¿Un concierto como el vasco o el navarro? Imposible. Las altas esferas saben de las presiones de la Unión Europea precisamente para acabar con los ya existentes. A fin de cuentas, la nueva jaculatoria del PSOE no es sino la bandera que, en realidad, sólo oculta la ausencia de propuestas reales. Y es que, de haber una reforma, tendría que ir en la dirección contraria, la de recuperar competencias y dotar de la racionalidad que no tiene a la vida nacional.