Esta circunstancia va a suponer una limitación en mi diligencia habitual a la hora de responder a los paseantes de los muros que espero que ellos con su comprensión habitual sabrán entender. El gobierno chino no se caracteriza precisamente por su tolerancia hacia internet y Facebook, por ejemplo, es uno de los elementos que controla con auténtica devoción. A pesar de todo, espero poder seguir transmitiendo mi editorial de las 20 – hora española – en La Voz y que cada día haya algún post para ustedes. No va a ser fácil, pero voy a intentarlo. Ya cuento con algún troll que pueda entrar para cargar el muro con sus argumentos y, aprovechando que estoy en China, decir luego que han quedado sin respuesta. Como son conocidos, sólo conseguirán hacer el ridículo si se comportan de la manera habitual. Pero volviendo a cosas serias, espero darles cumplida noticia del viaje. También espero que los que sean creyentes me recuerden en sus oraciones como yo hago con ellos. Y a la vuelta, Dios mediante, hablaré largo y tendido de China. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!