La vida te depara sorpresas y muchas veces, a pesar del estado zarrapastroso en que se encuentra sumida Cataluña, son gratas. Es el caso de uno de los episodios que viví el fin de semana pasado.
En 2013, unos jóvenes irrumpieron en el Centro cultural Blanquerna de Madrid durante un acto independentista catalán. Pretendían protestar por una ofensa contra su patria y profirieron gritos de “¡Cataluña es España!”. Las fuerzas del orden público y la administración de justicia actuaron rápidamente y los muchachos se vieron enjuiciados y condenados.
Aún no hemos salido del golpe de estado perpetrado por el nacionalismo catalán y ya suenan las voces que apuntan a una reforma constitucional como una manera de acabar con más que posibles problemas futuros. Lamentablemente, las opiniones al respecto señalan que lo ideal sería dar más autonomía y más dinero a Cataluña.
EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO (XVIII): las cartas a los Corintios (V): La segunda carta a los Corintios (I)
Entre las voces que, últimamente, han apoyado la sedición en Cataluña se han dado cita chavistas, clérigos y fabricantes de cava lo que no sorprende porque el nacionalismo catalán lleva décadas tejiendo una maraña de intereses.
Teóricamente, mis dos últimos días en Paraguay tendrían que haber sido plácidos y tranquilos, pero sucede todo lo contrario. La noche antes recibo un comunicado de que me han recolocado en el vuelo de regreso y no puedo abandonar Paraguay hasta el martes.