De manera bien significativa, esa emoción, con toda su expresión sexual añadida, es el tema de un libro completo de la Biblia: el Cantar de los cantares. A decir verdad, la expresión hebrea “Cantar de los cantares” debería traducirse como “el mejor cantar” y no deja de ser significativo que ese mejor cantar describa las distintas fases del amor entre un hombre y una mujer. Tampoco es desdeñable el hecho de que se atribuya su autoría a Salomón, el rey sabio por antonomasia.
Como no resulta difícil de entender esta circunstancia ha resultado especialmente incómoda para determinadas visiones teológicas. El catolicismo romano ha tenido siempre una visión de la sexualidad que no sólo no tiene apenas punto de contacto con la Biblia sino que incluso resulta notablemente pervertida dado su origen enraizada en corrientes del pensamiento pagano. En lugar de cantar a la hermosura del sexo o a la belleza del amor entre hombre y mujer ha convertido en sagrada familia a dos cónyuges supuestamente sin sexo y ha llegado a afirmar que el matrimonio era “para la clase de tropa” porque los que aspiran a la oficialidad no caerían en las relaciones sexuales. Los textos aberrantes sobre la sexualidad que han procedido de las plumas de distintos santos y prelados son más dignos del diván del psiquiatra que de la enseñanza espiritual y el Cantar de los cantares es una prueba más que contundente de ello. Naturalmente, comentar este libro constituía un problema para los autores y había que recurrir al subterfugio. Fray Luis de León – que supo de primera mano lo que era el fanatismo y la Inquisición – escribió un comentario en el que, por un lado, intentó desvelar la verdad del Cantar y, a la vez, se curó en salud señalando que el libro habla de las relaciones entre el alma y Cristo… El totalitarismo espiritual obliga siempre a estos recursos que sólo pueden provocar el aborrecimiento hacia el sistema y la compasión hacia sus víctimas por parte de cualquier persona que tenga una mínima sensibilidad y que no haya perdido la razón.
Y es que el Cantar comienza de manera más que clara con el deseo de una mujer de recibir los besos del hombre al que ama (1: 2). Pero semejante deseo – noble, puro y creado por Dios - resulta imposible de aceptar para mentes degeneradas. Por ejemplo, en 1: 13, la mujer señala con orgullo que su amado es como un manojo de mirra que descansa entre sus pechos. La imagen es bellísima y muestra cómo Dios se complace en algo tan hermoso como el sexo que El creó. Pues bien no faltó autor clerical que dijo que el amado entre los pechos era Cristo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento… y es que cuando se quiere eludir la verdad de la Palabra de Dios se suele incurrir en el disparate. Porque cualquiera que lea el versículo último de ese capítulo y vea que la mujer describe el techo mientras está con el hombre amado no tiene mucha dificultad en imaginarse en la posición en que están ambos.
El capítulo 2 es un canto al anhelo de estar todavía más enferma de amor de lo que ya se está, consumiendo los afrodisíacos que provocan más amor (v. 5) así como de disfrutar del sexo (v. 6 ss). Precisamente porque se trata de algo tan hermoso hay que evitar aquellas pequeñas rencillas que pueden acabar convirtiéndose en problemas que acaben con una relación amorosa (v. 15).
Con toda naturalidad, la esposa puede relatar cómo ansía por la noche que su lecho esté ocupado por su marido (c. 3) o él puede realizar una descripción cargada de erotismo del cuerpo de ella (c. 4). De la misma manera, el encuentro sexual es descrito en tonos bellamente líricos (c. 5-7) para concluir en la afirmación de que el amor entre hombre y mujer es más fuerte que la muerte (8: 7).
El Cantar de los Cantares es uno de los libros más hermosos de la Biblia y lo es porque canta a algo tan cargado de dignidad, belleza y delicadeza como el amor entre un hombre y una mujer, la sexualidad y el disfrute del ser amado. No lo comprenderán jamás los que piensan que hay algo sucio en el sexo, que es mejor el que pronuncia un voto de abstenerse de él – aunque luego acabe abusando de niños – o que es lógico que hombres supuestamente célibes dicten normas absurdas cuando no inhumanas sobre la vida sexual de las parejas. Sin embargo, para los que desean conocer lo que Dios ha revelado en su Palabra, en la Biblia, el Cantar es un texto bellísimo sobre el que volver una y otra vez dándole gracias a El por haber creado desde el principio dos sexos y la sexualidad que los une.
Lectura recomendada: Lean todo el libro. Merece la pena.
CONTINUARÁ