He contemplado esa actitud en no pocos católicos, la viví entre los Testigos de Jehová y no es extraña, en general, en cualquier secta. Sin embargo, la Biblia establece que la salvación no está vinculada a una organización sino a una decisión vital liga a Jesús el mesías. Quizá con una historia – adelanto que real – se podrá entender lo que pretendo señalar. El siglo XIX andaba por la mitad de su andadura, cuando un misionero evangélico de origen galés llegó a Assam, en el noreste de la India. En algunas de las poblaciones de la zona se seguía practicando la “caza de cabezas”, pero no parece que aquel galés se desanimara. Finalmente, en una de las aldeas de la región, tuvo lugar la conversión de una familia. Como en tantas otras ocasiones, antes y después, semejante paso implicó dificultades sin cuento. El jefe de la aldea conminó al padre de familia a abandonar su fe recién abrazada. La respuesta del hombre fue contundente: He decidido seguir a Jesús. A su firmeza, respondió el caudillo local descargando un torrente de amenazas sobre la familia. Pero el hombre no se dejó amilanar y le dijo: Aunque nadie se me una, seguiré. El jefe de la aldea ordenó entonces que le dieran muerte tanto a él como a su esposa. Mientras lo ejecutaban, el hombre comenzó a cantar: La cruz delante, atrás el mundo. El matrimonio murió, pero aquel despliegue de fe provocó una reacción espiritual en los que les habían arrancado la vida. Tanto el jefe de la aldea como algunos de sus habitantes también decidieron seguir a Jesús.
Sería un converso indio – extraordinario personaje – llamado Sadhu Sundar Singh el que tomó las palabras del mártir y escribió con ellas una canción. Como música, utilizó la de una melodía titulada Assam por la región de India en que se encontraba. Sin embargo, la canción nacida en la India e inspirada en el testimonio hasta la muerte de un sencillo aldeano y su esposa saltaría pronto a América. Por cierto, los misioneros católicos hicieron lo imposible para captar a Sadhu Sundar Singh, pero nunca lo consiguieron. ¿Cómo iba a cambiar a Cristo por una organización por mucho que ésta insistiera en ser la única iglesia verdadera? Sadhu Sundar Singh sabía de sobra – era un buen conocedor de la Biblia – que una organización que tiene esas pretensiones ni siquiera conoce lo que las Escrituras enseñan sobre el Pueblo de Dios. Pero volvamos a nuestra historia. William Jensen Reynolds, un especialista en himnos, realizó unos arreglos e incluyó la canción en el Asembly Songbook de 1959. No tardó en convertirse en una canción extraordinariamente popular en medios evangélicos.
Al poco de convertirme al cristianismo que enseña la Biblia, escuché por primera vez esta canción. La cantaba el grupo de jóvenes de mi iglesia y la aprendí enseguida dada su sencillez. “He decidido seguir a Cristo, no vuelvo atrás, no vuelvo atrás. Detrás el mundo, la cruz delante, no vuelvo atrás, no vuelto atrás. El rey de gloria me ha transformado, el rey de gloria me ha transformado, no vuelvo atrás, no vuelto atrás”. Recuerdo que en la versión española se había añadido una estrofa que decía “Aunque me llamen un protestante, no vuelvo atrás”. Dada la persecución sufrida a lo largo de la Historia de España, incluso en el siglo XX, no estaba de más aquel añadido. A mi me sigue sucediendo lo mismo. Me consta – me lo han dicho más de una vez – que ciertos personajes religiosos llevan muy mal que no pertenezca a su grupo. Nunca lo haré. Yo decidí seguir a Jesús hace más de tres décadas y no lo voy a cambiar por organizaciones en que un ser humano tiene la desfachatez de afirmar que sustituye a Cristo o que es la cabeza visible de su iglesia cuando es sabido que la iglesia tiene una sola cabeza y que ésa es el mesías. En cuanto a ciertas personas pueden insultarme, intentar denigrarme, atreverse a tergiversar mis palabras… me da igual. Yo seguiré a Jesús hasta mi último aliento y jamás, jamás, jamás a los que han negado sus enseñanzas y además pretenden representarlo. Con todo – regresemos de nuevo - lo más impresionante era la manera en que se afirmaba lo que muchos hemos sentido: que decididos a seguir a Jesús, no vamos a dar la vuelta. La canción me sigue impresionando enormemente cuando la oigo hasta tal punto de que, hace tiempo, dispuse que fuera una de las que se entonaran en mi funeral si tal evento llega a tener lugar. Simboliza como pocas lo que hay en mi corazón y en el de otras personas que un día se encontraron no con una institución, no con una organización religiosa, no con un personaje que afirma que representa a Dios sino con Jesús el mesías. Nada puede sustituir esa experiencia.
Les incluyo dos versiones. La inglesa es de un culto evangélico en Australia; la española – en versión breve – pertenece a un álbum del cantante Rojo. Disfruten de ambas. God bless ya!!! ¡Que Dios los bendiga!
La versión en inglés la he tomado de una iglesia evangélica en Australia. Es tomada de un culto. Me parece extraordinariamente hermosa.
La versión española es de Rojo que suele utilizarla como final de sus recitales.