Reconozco que la acción me atrapó desde el primer momento y me mantuvo sujeto hasta el final, pero aparte de los méritos innegables del guion y de la interpretación, lo más notable es la realidad que aparece recogida. El mundo se ha ido convirtiendo en un lugar peligroso para colectivos que hasta hace relativamente poco eran objeto de cuidado y respeto. Yo viví una época en que los ancianos estaban en la casa de los hijos y eran cuidados. Podrían resultar molestos a algunos, podrían captar algún comentario desagradable, pero, en general, era gente atendida, respetada y, sobre todo, querida. Después he atravesado una época en que esos mismos ancianos han ido acabando en no pocos casos como los indios derrotados, es decir, confinados en las reservas. Sé que existen muchas razones para justificar esa conducta, pero reconozco que no me convencen. Por añadidura, creo que estamos entrando en una nueva era en la que a los ancianos les privarán de lo poco o mucho que tengan para pasar a continuación a matarlos. A decir verdad, en este relato no los matan o, al menos, no los matan mientras puedan seguir despojándolos de todo lo que tienen. Sin embargo, basta examinar la ley de eutanasia recientemente aprobada en España para no hacerse muchas ilusiones sobre el futuro. Nuestro futuro. Disfruten de esta historia, pero, por encima de todo, no olviden reflexionar. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!