Sin duda, la obra más importante de Agustí fue el conjunto de novelas conocido como La saga de los Rius. El relato, favorable y no pocas veces conmovedor, de una familia catalana entregada a los textiles constituye un cuadro muy real de esa burguesía industrial de Cataluña que va de finales del siglo XIX al estallido de la guerra civil. Joaquín Rius padre es el indiano que salió pobre de Cataluña y regresó rico para invertir en el textil. Existieron, ciertamente, y muchos pasaron por Cuba donde se lucraron con el tráfico de esclavos como sucedió con antepasados de Artur Mas o de Vidal-Quadras. La segunda generación, la de Joaquín hijo, el protagonista, fue la que comenzó el despegue industrial con mucho trabajo, la que se quedó atascada por incapacidad para innovar sobre el inicio; la que forzó unos aranceles que perjudicaron muchísimo al resto de España y que, a largo plazo, tampoco beneficiaron a Cataluña porque la convirtieron en una región favorecida, pero no competitiva; la que llevó una vida de burguesía pueblerina, pero convencida de ser cosmopolita; la que podía tener gestos de padre con algunos obreros, pero explotaba miserablemente a otros lo que derivó en una violencia pistoleril pavorosa; la que aplaudió el nacionalismo pensando que le daría alas y la que, al fin y a la postre, suplicó a Primo de Rivera y a Franco que pusieran paz y orden en el cuerpo social.
Las distintas novelas de La saga de los Rius recogen muy bien todo ese ambiente y si uno las lee con cierto distanciamiento, puede apreciar lo que fue esa Cataluña e incluso comprender lo que es la actual. De hecho, hace unos años yo escribí una novela que comenzaba a inicios del siglo XX y concluía en el siglo XXI describiendo la evolución de una familia de industriales catalanes. Ni una sola editorial tuvo redaños para publicarla. Pero volvamos a la saga.
En la España de Franco, las novelas fueron un best seller e incluso se filmó una película – Mariona Rebull – sobre la primera que estaba bastante bien. En el período de la Transición, se realizó una serie sobre la obra lo que provocó que fuera conocida por un público más joven. La serie era buena y se grabó además en catalán. De hecho, en la página de RTVE ha estado disponible sólo la versión catalana hasta hace relativamente poco. La versión televisiva limó algunos de los aspectos políticos y además – como sucedería con la adaptación de Vísperas - no llegó a incluir el final porque tampoco era cuestión de ver a los protagonistas – con los que te acababas encariñando – bajo la bandera bicolor de los alzados. A pesar de todo, merece la pena ver la serie. Los guiones son cuidadosos, los intérpretes son muy buenos – no todos catalanes – y la ambientación resulta excelente. Era una serie afeitada, si se quiere, pero aún así de las que merece la pena ver.
Yo les dejo con el primer episodio, pero les adelanto que se puede ver completa. Espero que la disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está el primer episodio