Abarcar la vida y la obra de Lutero era imposible de manera que me centré en el tiempo que iba desde la crisis de las indulgencias hasta la Dieta de Worms en que Lutero compareció ante el emperador Carlos V junto con una conclusión final. El resultado dura algo más de dos horas lo que me parece razonable para una obra de teatro. Estuve presente en el estreno en Lima y debo reconocer que quedé absolutamente maravillado por el bien hacer de los actores y montadores de la obra. A decir verdad, aunque no estuve en los ensayos quedé abrumado por la manera tan exacta, meticulosa, me atrevería a decir perfecta con que habían captado el espíritu de los personajes y lo que yo había deseado expresar a través de ellos. Su nivel resultó muy superior al de infinidad de funciones profesionales que he visto a lo largo de mi vida. Felicité calurosamente a los actores y lo hice de todo corazón porque, por ejemplo, nunca podré imaginar a Tetzel o a Alberto de Brandeburgo sin que su rostro me venga a la mente. Es complicado hablar de una obra propia, pero, en este caso, lo puedo hacer con mucha alegría porque los personajes, aunque fueran históricos, tomaron aliento y vida de manera extraordinaria relatando unos hechos que cambiaron, y para bien, la Historia de la Humanidad. Espero que disfruten la obra tanto como yo lo hice. Tiempo tienen con el confinamiento. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está Lutero, el reformador