La semana pasada, falleció Kenny Rogers y este miércoles aproveché para recordarlo en este mismo blog. A diferencia de otros cantantes country, Rogers no grabó temas evangélicos hasta muy al final de su vida – abajo les incluyo un ejemplo - cuando, al parecer, recordó a un Dios al que no cantaba desde la adolescencia cuando su madre, una convencida evangélica, lo llevaba a la iglesia. Sin embargo, en su buena época – aquellos setenta y ochenta maravillosos – se permitió realizar alguna incursión pasajera. En un álbum donde aparecía una versión country del himno Love Lifted Me que le daba título, Rogers fusionó en un solo corte dos canciones que, para mi, son muy especiales. La primera es el famoso Abraham, Martin and John referido a Abraham Lincoln, Martin Luther King y John F. Kennedy que liberaron, según dice la canción, “a lot of people”. A esa maravillosa canción, Rogers le adjuntaba el conocido himno evangélico Precious Memories (Preciosos recuerdos) que hace referencia a aquellas memorias hermosas que nos permiten anticipar lo que será llegar al cielo y encontrarnos con aquellos que recordamos. Siempre me gustó de manera especial esta combinación y me percato de que es por qué resume mi visión de la vida en este mundo. Yo también creo en avanzar la causa de la libertad aunque eso pueda costarme la vida – a punto ha estado en más de una ocasión – pero, a la vez, sé que, un día, cuando el Señor quiera, marcharé con El y que allí me encontraré con gente que ya sólo es un recuerdo porque partieron antes que yo.
Creo que esa es la misma visión que encontramos en las Escrituras. A diferencia de lo que enseñan ciertas confesiones, los cristianos verdaderos jamás huyen del mundo y de sus vanidades sino que, como oró Jesús al Padre (Juan 17, 15), se quedan en el mundo para ser sal y luz (Mateo 5, 11-16) aunque eso signifique aceptar que hablen mal de nosotros, que nos calumnien y que digan toda falsedad en nuestra contra simplemente porque pretendemos vivir con integridad y siguiendo a Jesús en un mundo caído. Un día, como todos, marcharemos, pero esforcémonos por hacerlo no con los ojos bajos porque no cumplimos con nuestra misión sino alegres porque, al fin y a la postre, nos espera la corona que Cristo dará a los que le aman (Santiago 1: 12). Cuando eso suceda, estoy totalmente seguro de que me encontraré con muchos de los que ahora me leen incluidos los que ya están allí. Queridos amigos, God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está Kenny Rogers con esa maravillosa pieza
Y aquí con una versión reciente que grabó de Amazing Grace, uno de mis himnos preferidos que – espero – se entone un día en mi funeral cuando marche a reunirme con Jesús