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Miércoles, 13 de Noviembre de 2024

Are you washed in the blood of the lamb?

Sábado, 10 de Octubre de 2015
El libro del Apocalipsis 7: 14 recoge una visión extraordinaria de Juan cuando se encontraba recluido en el campo de concentración de Patmos. Primero, escuchó el número de los siervos sellados de Dios. Eran estos 144.000, cifra simbólica resultado de multiplicar doce por doce y por mil. Pero cuando Juan miró (7: 9) lo que contempló fue mucho, muchísimo más de 144.000. Se trataba de una multitud inmensa de toda raza, pueblo, reino y nación. Esa gente precisamente era la que llegaba hasta el trono de Dios. Pero semejante circunstancia no se debía a sus méritos ni a rito alguno sino al hecho de que habían sido limpiados con la sangre de Jesús (Apocalipsis 7: 14).

Para muchos la sangre de Jesús es algo que se bebe y para cuyo consumo hay que estar antes limpio. Hay paralelos a esa visión en muchas religiones mistéricas, pero no es lo que dice la Biblia. La sangre de Jesús limpia de pecado a aquellos que se acercan pidiendo perdón por los pecados. No es algo para ser bebido por los limpios sino para limpiar a los sucios pecadores porque para eso precisamente murió Jesús. Como señaló Pablo a los romanos: 1. Todos, absolutamente todos, hemos pecado y no alcanzamos a Dios (Romanos 3: 23); 2. Pero Dios nos saca de esa situación no por nuestros méritos u obras sino sin merecerlo (Romanos 3: 24); 3. Lo hace a través de la sangre derramada por Jesús en la cruz (Romanos 3: 25); 4. Ahora Dios demuestra que es justo justificando a aquellos que aceptan por fe el sacrificio de Jesús (Romanos 3: 26) y 5. Así Dios justifica por la fe sin las obras de la ley (Romanos 3: 28). Por lo tanto, la pregunta esencial en la vida de todo ser humano no es si has realizado más o menos obras o tienes más o menos méritos sino si te ha lavado la sangre de Jesús.

El texto de Apocalipsis 7: 13-17 nos dice que esos precisamente son los que verán como Jesús vive entre ellos (7: 15), los que verán calmada su hambre y su sed por Jesús (7: 16) y los que verán como el mismo Dios les enjugará las lágrimas (7: 17). Reconozco que las tres circunstancias me conmueven hasta lo más hondo.

Algo muy semejante canta esta canción. He escogido cuatro versiones. La primera es la clásica cantada con ritmo de bluegrass; la segunda es una versión interpretada por Alan Jackson que concluye con unas notas de Fly away, la preciosa canción que habla del momento en que nos echaremos a volar para encontrarnos con Dios; la tercera es una versión hispana, sin duda, la más humilde y sencilla porque se canta en medio de un culto y la cuarta es otra versión en español bastante cercana al original.

Espero que las disfruten y, sobre todo, que se respondan a la pregunta: ¿Has sido lavado en la sangre de Jesús?. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

 

Esta es la versión Bluegrass

 

Esta la de Alan Jackson

 

 

Y ésta - ¿Has hallado a Cristo tu buen Salvador? – es una versión en español.

 

 

Otra hermosa versión en español que recoge bastante más el sentido de la versión original

 

 

 

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