Cuando Kate tenía treinta años de edad comenzó a sufrir una enfermedad que prácticamente la dejó paralizada. Mientras luchaba por recuperarse, comenzó a escribir un largo poema dedicado a relatar la vida de Jesús. El poema – más de cien versos – se vio concluido, pero quizá lo más relevante es que sirvió de base para una canción también debida a Kate que se convertiría en una de las más populares y cantadas. Es una canción en la que se relata que se ama contar la historia, la vieja historia, de Jesús y de Su amor. Aquella afirmación era una realidad en la vida de Kate Hankey, pero lo ha sido igual en la de otras personas. Algunos gustan de contar las glorias – reales o supuestas – de la organización a la que pertenecen; otros se deshacen relatando los mitos históricos referidos a su comunidad y no faltan los que, por encima de todo, gustan de hablar de si mismos. Sin embargo, hay algunos que sentimos una especial alegría en relatar una historia de dos milenios de edad que va referida al amor de Dios y cómo ese amor se manifestó enviando al mundo a Su Hijo para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna (Juan 3: 16). Es una historia real como real fue la cruz del Calvario y es una realidad que satisface las necesidades más profundas del corazón humano. No creo que haya una historia más hermosa y a la vez práctica y puedo decir que incluso cuando he contado otras mi intención ha sido el de conectarlas en algún momento con esa historia de Jesús y su amor.
No conozco ninguna versión en español de esta canción, pero he decidido dejarles dos que me parecen memorables. La primera es de Emmylou Harris, grandísima cantante que se pone a la altura del extraordinario actor Robert Duvall para entonarla. La segunda es de nuestro más que admirado Alan Jackson. De esata manera y deseando que las disfruten deseo remitirlos a ese amor en este día de sábado. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí están Emmylou Harris y Robert Duvall
Y aquí Alan Jackson