Su letra – extraordinariamente sencilla – dice: “Oh, libertad sobre mi. Antes que ser esclavo prefiero estar en la tumba y marchar a casa a reunirme con el Señor y ser libre”. Yo creo profundamente en esa letra. Creo hasta el fondo de mi ser en la libertad y en luchar para que se extienda hasta el último ser humano. Bajo ningún concepto estoy dispuesto a ser un esclavo y prefiero antes morir y reunirme con el Señor a cuyo lado, con toda certeza, seré libre. Al mismo tiempo, como dice la canción, creo que en la posibilidad de que acaben o, al menos, se reduzcan el dolor y el llanto y de que haya un canto sobre nosotros si ponemos nuestra fe en Dios y unidos defendemos la libertad.
La canción – de profundas raíces protestantes – fue uno de los himnos preferidos en la época de la campaña por los derechos civiles en Estados Unidos y es comprensible porque aúna la esperanza con el deseo de libertad y la fe profunda en que el mensaje del Evangelio puede vivirse de manera real. No existe versión en español, pero es que – piensen en ello – nunca hemos vivido un esfuerzo unido hacia la libertad. A lo sumo, la gente se ha dejado llevar. Insisto: para pensarlo.
Les incluyo tres versiones. La primera – clásica – es de los Golden Gospel Singers. La segunda la entona Harry Belafonte, uno de los artistas que se sumó a la causa de los derechos civiles, oigan, y no cobraba subvenciones. Por el contrario, se jugaba la vida. La última es una versión reciente. Al estar entonada por niños, me permite soñar en el futuro. Disfrútenlas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí están The Golden Gospel Singers
Y éste es Harry Belafonte
No se pierdan al Chester Children´s Chorus