Cuando se llega a ese punto, lo único que puede sacarnos de semejantes tribulaciones es el amor. Por supuesto, en primer lugar, se encuentra el Amor de Dios, un amor del que nada ni nadie puede separarnos aunque lo intenten. Los que han experimentado una conversión, saben que ni los mayores obstáculos ni las dificultades más terribles nos separarán del amor de Dios que se manifestó con enorme claridad en la cruz del Calvario (Romanos 5: 1-11).
No se trata, sin embargo, sólo del amor de Dios. Esta realidad es aplicable también aunque, a menor escala, al amor humano. Es la calidez del amor de otros seres la que permite que podamos remontar situaciones de soledad, de dolor, de sufrimiento. Cuando puede parecer que no existe esperanza alguna… el amor nos levanta.
Ese mensaje es el que contiene este viejo himno góspel: cuando nada más funcionaba, el amor me elevó. Lo he cantado en multitud de ocasiones – sin ir más lejos, hace pocas semanas en la iglesia a la que acudo los domingos – y cada vez he sido consciente de que ese mensaje resulta innegable.
Les dejo con tres versiones de este hermoso tema. La primera es una clásica entonada por Randy Travis. La segunda es una bastante peculiar que allá por los años setenta – como pasa el tiempo – comenzó a entonar Kenny Rogers con expresa referencia a la Biblia. La tercera es de Kenny Rogers también, pero entonada hace poco junto a los Oak Ridge Boys, unos intérpretes clásicos de música góspel. En todos y cada uno de los casos, el mensaje es obvio. Deseo de todo corazón que sea también realidad en aquellos que leen estas líneas y que si no ven salida alguna para su dolor sepan y comprueban que el Amor de Dios puede rescatarlos de esas circunstancias de sufrimiento. Disfruten la canción. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí está Randy Travis
A mediados de los 70, Kenny Rogers y Dolly Parton
Hace muy pocos años Kenny Rogers y los Oak Ridge Boys