Posiblemente reflexionando sobre estos hechos, la noche del día 6 de junio de 1882, justo aquel en que se había casado su hermana, George Matheson experimentó una sensación de profundo dolor. George no experimentaría la dicha nupcial de su hermana. Por el contrario, previsiblemente, su destino estaría marcado por la soledad y una terrible dolencia. Sin embargo, a pesar de las punzadas de sufrimiento, George experimentó también en esas horas una indescriptible bendición, la unida a la absoluta certeza de que Dios no lo dejaría sino que permanecería a su lado en los peores momentos. Así, en esa misma noche, escribió este himno, una composición dedicada a cantar a ese Amor que no dejará a los que son Suyos.
George Matheson desarrollaba así musicalmente el contenido del final del capítulo 8 de la carta a los Romanos y, a la vez, la experiencia de millones de cristianos que han vivido a lo largo de los siglos. Su experiencia de Dios no es la de un Ser vendido en exclusiva por una jerarquía y accesible sólo a través de una galaxia de mediadores. Es, por el contrario, la de un contacto directo con Dios, un contacto caracterizado por el Amor y por una cercanía que sólo pueden señalar los que la han vivido. Es el amor que nunca nos dejará como dice esta bella canción.
Se la traigo en tres versiones. Las dos primeras son en la lengua original, una interpretada en el magnífico programa de Bill y Gloria Gaither; y otra cantada por Chris Rice. La tercera es en español y así la he entonado yo mismo docenas de veces desde mi conversión a Jesús allá por el verano de 1977. Espero que las disfruten, pero que, por encima de todo, reflexionen en su mensaje. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Ésta es la versión en el extraordinario programa de Bill and Gloria Gaither
/www.youtube.com/watch?v=kfigyNAmRx8
Ésta es la de Chris Rice
www.youtube.com/watch?v=s3OJ-V9U_Y8
Y ésta es una versión en español interpretada por el coro de una iglesia evangélica