Si algo que he tenido claro desde mi conversión es que mi luz era reducida, incluso minúscula, pero sólo tenía algún valor si se arrojaba sobre la vida de otros. Esa realidad indiscutible no se ha modificado lo más mínimo por la existencia de las redes sociales, las decenas de libros publicados o los programas de radio. Mi luz sigue siendo muy, muy pequeña, pero, aunque así sea, deseo que siga brillando.
No temo a las consecuencias de esa resolución porque si algo temo es no tener la oportunidad de poder lanzar esa luz sobre esa misma persona una vez más. No temo a las consecuencias porque esa luz no es mía sino que sólo refleja pobremente la de Jesús que es la Luz del mundo (Juan 8: 12). No temo a las consecuencias porque sé que es mi misión en este mundo y también la raíz de cualquier recompensa que pueda recibir en el otro. En estos momentos, yo sé que la pequeña luz que llevo conmigo seguirá brillando hasta que exhale mi último aliento. Por eso, siempre me emociona esta canción y es que es un privilegio, una alegría y una bendición hacer brillar la luz por pequeña que sea.
Les incluyo tres versiones de esta canción. La primera está entonada por un coro infantil, la segunda por el Soweto Gospel Choir y la tercera por un coro evangélico negro. Disfrútenlas y si tienen algo de luz en su interior… déjenla brillar. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Ésta es la versión entonada por el coro de niños
Ésta es la entonada por el Soweto Gospel Choir
Y ésta es una hermosa versión Gospel